El gigante vencido
En una región de los Estados Unidos hay bosques de árboles enormes, tan altos y fuertes como gigantes. Los vientos más poderosos no consiguen voltearlos. Sin embargo, algunos yacen caídos en el suelo. ¿Qué pudo haberlos derribado?
Hombres muy inteligentes se pusieron a estudiarlos y finalmente descubrieron que esos gigantes habían sido vencidos por unos bichos muy, pero muy pequeños. Durante años esos animales habían ido comiendo poco a poco las raíces, hasta que los gigantes árboles cayeron derrotados. Cuesta creer que animales tan pequeños hayan causado tanto daño.
Lo mismo sucede con nosotros. A veces hay cosas que parecen pequeñas (mentiras, desobediencias, enojos), pero van carcomiendo nuestros corazones, nuestras vidas. ¿No es mejor echar esos bichos antes de que nos hagan más daño? Si no lo conseguimos por nosotros mismos, entonces, ¿por qué no pedir a Dios que nos ayude?
Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne
(Cantar de los Cantares 2:15).