¿Dónde está Dios?
Los chicos salen de la escuela dominical. Acaban de aprender que Dios es «omnipresente», es decir, que está en todas partes.
En la calle se encuentra un hombre a quien el alegre grupo llama la atención.
–¿De dónde vienen ustedes? –pregunta a uno de los chicos.
–De la escuela dominical.
–¡Ajá…! –dice el forastero–, entonces, te voy a hacer una pregunta.
El hombre mete la mano en su bolso, saca una naranja y añade:
–Será tuya si me dices dónde está Dios.
El chico, sin ningún temor, lo mira divertido y, recordando lo que acaba de aprender acerca de Dios, le responde:
–Y yo le daré a usted dos naranjas si me dice dónde no está Dios.
Sorprendido, el hombre baja su mano. –¿Dónde no está Dios? –repite, mirando con grandes ojos al niño.
Este, respirando profundamente, le da la respuesta que acaba de oír de su maestra de la escuela dominical:
–Dios no está en el corazón de los que no creen en él.
Entonces el hombre saca de su bolso una segunda naranja, da las dos al chico y se aleja pensativo.
Dios puede estar en todas partes, pero solo puede habitar en el corazón de sus redimidos.
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
(1 Corintios 3:16).