Jesús le ama
Cierto día, una niña estaba con su padre en el andén de una estación de ferrocarril cuando un criminal fue llevado allí, esposado.
El hombre parecía muy duro y tenía un aspecto tan aterrador que nadie se animaba a acercársele.
La pequeña observó la escena por un momento y luego, sin llamar la atención, se dirigió hacia el hombre y le dijo: –Siento mucha lástima por usted.
Por toda respuesta, recibió muchos insultos, lo que la hizo huir espantada. Pero un momento más tarde volvió adonde estaba el hombre y le dijo: –Señor, Jesucristo lo ama.
Asombrado, el prisionero no supo qué decir. Luego el tren llegó a la estación y los pasajeros subieron a él. El hombre fue llevado a la prisión y la niña volvió a su casa.
Pasaron los años. Un día, durante una reunión en la que se hablaba del Señor Jesús, el prisionero, quien ya estaba libre, contó cómo las palabras de una niña habían llegado a su corazón y lo atormentaron hasta el día en que se volvió hacia Jesucristo. Había rechazado el amor de una niña, pero el amor del Señor Jesús lo venció.
Seamos también nosotros, para con todos los hombres, mensajeros del amor de Jesús.
¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
(Romanos 10:15).