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Corintios I

Corintios I

1 Corintios

¿A quién va dirigida esta carta? Si esta carta hubiera sido dirigida solamente a la asamblea o iglesia local de Corinto, podría invocarse este hecho para eludir las reglas y los mandamientos que nos presenta o, por lo menos, para no ajustarse estrictamente a ellos. Sin embargo, vemos que esta epístola es enviada no solamente a los creyentes de Corinto, sino a “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (v. 2). No hay limitación alguna de lugar, tiempo o personas.

Corintios II

Corintios II

2 Corintios

La segunda epístola a los Corintios presenta un tema particular: el ministerio, su funcionamiento, la tarea que le incumbe y las cualidades indispensables para ser ministro de Cristo. Es necesario destacar que el ministerio tiene, en esta epístola, un carácter muy amplio. No es solamente el ministerio apostólico o ministerio de la Palabra, pues lo que aquí es traducido por ministerio en otros lugares se traduce por servicio. En efecto, todos tenemos un ministerio. Si bien no todos tenemos el de la Palabra, a cada cual el Señor le ha confiado un servicio. A menudo el más ínfimo servicio a los ojos de los hombres tiene una importancia muy grande a los ojos de Dios. Compenetrémonos bien de esta verdad: aunque no tengamos un don especial todos tenemos un servicio particular al cual debemos consagrarnos cuidadosamente. Si este último tiene más apariencia a los ojos de los hombres, ofrece también más peligros para aquel que lo ejerce.

El libro de Rut

El libro de Rut

Rut

Del libro de Rut se desprende un encanto particular, de modo que este breve relato ejerce un gran atractivo incluso sobre el lector más indiferente. Se trata de una historia de amor de otros tiempos, en la cual se mezclan tristeza y gozo, faltas y consagración, vida y muerte, cuyo fin es la llegada del día de las bodas y el nacimiento del heredero. El escenario tranquiliza el alma al transportarnos a regiones campestres en compañía de segadores y espigadores. No obstante, para el cristiano que lee las páginas sagradas teniendo a Cristo como meta, el libro de Rut presenta un interés más profundo que adquiere un significado más rico, porque discierne en todas las Escrituras “lo que de Él dicen” (véase Lucas 24:27).

Esdras

Esdras

Esdras

El cautiverio de Babilonia tuvo lugar en tres épocas diferentes: la primera, al principio del reinado de Joacim; la segunda, durante el corto período del reinado de Joaquín (o Jeconías); la tercera, por último, en el año once de Sedequías. Las dos últimas épocas fueron las más terribles, pero de la primera datan los 70 años de cautiverio predichos por Jeremías el profeta (2 Crónicas 36:21; Daniel 9:12; Jeremías 25:1, 11-12; 29:10, donde se cumplen 70 años en Babilonia, a saber, desde el primer año de Nabucodonosor; véase Jeremías 25:1).

Estudio sobre el libro de los Números

Estudio sobre el libro de los Números

Números

Vamos a emprender el estudio de la cuarta gran división del Pentateuco, los cinco libros de Moisés. Encontraremos que el carácter esencial de este libro es tan manifiesto como el de los tres precedentes, los cuales ya han ocupado nuestra atención. En el libro del Génesis, después de describirse la creación, el diluvio y la dispersión de Babel, tenemos la elección, según Dios, de la simiente de Abraham. En el libro del Éxodo encontramos la redención. El libro del Levítico nos habla de la comunión por medio del culto sacerdotal. En Números observamos la marcha y la lucha en el desierto.

Estudio sobre el libro del Deuteronomio I

Estudio sobre el libro del Deuteronomio I

Deuteronomio

El libro del Deuteronomio tiene un carácter tan propio como cualquiera de las cuatro secciones anteriores del Pentateuco. Por su título podríamos suponer que este es una simple repetición de los anteriores, pero eso sería un error. Una cosa así no ocurre en la Palabra de Dios; Él nunca se repite. Dondequiera que le discernamos, sea en una página de la Sagrada Escritura o en el amplio campo de la creación, vemos una variedad infinita, una plenitud divina, un plan definido. Nuestra facultad para discernir y apreciar tales cosas será proporcional a nuestra espiritualidad. En esto, como en todo, es necesario que nuestros ojos estén ungidos con colirio celestial.

Estudio sobre el libro del  Deuteronomio II

Estudio sobre el libro del Deuteronomio II

Deuteronomio

El libro del Deuteronomio tiene un carácter tan propio como cualquiera de las cuatro secciones anteriores del Pentateuco. Por su título podríamos suponer que este es una simple repetición de los anteriores, pero eso sería un error. Una cosa así no ocurre en la Palabra de Dios; Él nunca se repite. Dondequiera que le discernamos, sea en una página de la Sagrada Escritura o en el amplio campo de la creación, vemos una variedad infinita, una plenitud divina, un plan definido. Nuestra facultad para discernir y apreciar tales cosas será proporcional a nuestra espiritualidad. En esto, como en todo, es necesario que nuestros ojos estén ungidos con colirio celestial.

Estudio sobre el libro del Éxodo

Estudio sobre el libro del Éxodo

En el libro del Éxodo el tema central es la redención. Moisés aparece como el libertador de Israel, y la relación de este con Dios es ordenada divinamente por la sangre del cordero pascual. Por medio de distintas imágenes se nos muestra el significado que tiene la cruz de Cristo para Dios y para el hombre. Vemos a Israel, completamente seguro ante la espada del juicio, detrás de las puertas cuyos postes fueron rociados con sangre. También aparece a salvo en la orilla del Mar Rojo, felizmente evadido del poder de su opresor. Simbólicamente vemos aquí la posición de cada verdadero creyente. Librado del juicio eterno y del poder de Satanás por la muerte de Cristo, está preparado para el camino a través del desierto.

Estudio sobre el libro del Génesis

Estudio sobre el libro del Génesis

El libro del Génesis ha sido llamado la sementera de la Biblia, dado que en él se refieren los eternos designios del Dios viviente, soberano y todopoderoso. Se puede decir que es la base de toda la revelación que tenemos en los otros 65 libros y la portada majestuosa de la magnífica estructura de la Biblia. Los hebreos le dieron por título la primera palabra hebrea que significa «En el principio», denominación muy apropiada, puesto que en este libro se encuentra el principio u origen de todas las cosas, sean físicas o morales. No hay nada ni nadie que no haya tenido principio con excepción de Dios, el “que es y que era y que ha de venir” y por cuya voluntad “todas las cosas… fueron creadas” (Apocalipsis 1:4, 8; 11:17; 4:11).

Estudio sobre el libro del Levítico

Estudio sobre el libro del Levítico

Levítico

Dios es santo, sea cual fuere el lugar desde el que habla. Es santo en el monte Sinaí y es santo en el propiciatorio; pero, en el primer caso, su santidad estaba ligada a “un fuego consumidor”, mientras que en el segundo va unida a la gracia paciente. La unión de la perfecta santidad y de la perfecta gracia es lo que caracteriza a la redención que es en Cristo Jesús, redención que se encuentra prefigurada de diversas maneras en el libro del Levítico.

Estudio sobre el libro del profeta Hageo

Estudio sobre el libro del profeta Hageo

Hageo

Las circunstancias que hicieron necesaria la profecía de Hageo nos trasladan a los últimos acontecimientos del Antiguo Testamento. Cuando la ruina moral de Israel colmó la paciencia divina, Dios declaró a este pueblo: “Lo-ammi”, que quiere decir, vosotros no sois mi pueblo (Oseas 1:9). En el año 721 a. C. las diez tribus fueron llevadas cautivas, y más tarde, a partir de 606 a. C., también lo fueron Judá y Benjamín. El enemigo derribó y destruyó Jerusalén y el templo, ya privado de la gloria de Dios. Desde entonces, a los ojos de los hombres, no hubo más casa de Dios sobre la tierra.

Estudios sobre el libro del profeta Joel

Estudios sobre el libro del profeta Joel

Joel

Joel es exclusivamente profeta de Judá y de Jerusalén, diferenciándose en eso de Oseas, quien, sin dejar a Judá fuera de su óptica, profetizaba acerca de Israel. El último capítulo del libro del profeta Joel nos lo demuestra. Allí leemos: “Haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén” (v. 1), los “hijos de Judá y de Jerusalén” vendidos a los extranjeros (v. 6) y pagándoles con la misma moneda (v. 8); la repoblación definitiva de Judá y Jerusalén (v. 20). Por todas partes el profeta insiste en las bendiciones futuras concedidas a Jerusalén (cap. 2:32; 3:16-20), por doquier menciona el templo, la casa de Jehová (cap. 1:9, 13-14, 16; 2:17), el monte de Sion (cap. 2:1, 15, 23, 32; 3:17). Tal es, pues, la característica particular de este libro.

Estudios sobre el libro del profeta Malaquías

Estudios sobre el libro del profeta Malaquías

Malaquías

Malaquías es cronológicamente el último de los profetas enviados a Judá después que este hubo retornado del cautiverio. Hageo y Zacarías profetizaron durante los acontecimientos relatados en el libro de Esdras. Malaquías es posterior, pues menciona circunstancias análogas a las del capítulo 13 de Nehemías. Pero, todo lleva a pensar que su profecía fue pronunciada después de este período. De cualquier manera, su alcance sobrepasa infinitamente este marco más o menos restringido, pues Malaquías describe el estado moral del pueblo. Tal estado existía todavía en parte en tiempos de Juan el Bautista, último profeta del antiguo pacto, cuando Jesús, el Mesías prometido a Israel, estaba por aparecer en escena.

Filemón

Filemón

Filemón

Si estudiamos la epístola de Judas, veremos que, de todas las epístolas del Nuevo Testamento, ninguna tiene una aplicación más amplia que aquélla, ya que va dirigida, no a cristianos llegados a un cierto grado de madurez, sino a todos los llamados en general, a todos los que pertenecen al Señor. La epístola a Filemón es, en este aspecto, la contrapartida de la de Judas. No hay en el Nuevo Testamento otra epístola que sea tan individual. No quiero decir que vaya dirigida a un individuo, ya que los tres primeros versículos nos prueban lo contrario, sino que esta epístola contiene exhortaciones totalmente individuales que no conciernen más que a una sola persona: Filemón.

Filipenses

Filipenses

Filipenses

En la epístola a los Efesios e incluso en la dirigida a los Colosenses, Dios nos muestra nuestro lugar en Cristo; pero, en la epístola a los Filipenses, vemos al creyente mientras atraviesa el mundo, andando en él como cristiano. En esta epístola no hay nada de doctrina; el creyente es visto en ella como quien corre hacia la meta y tal carrera es considerada como preparada por el Espíritu de Dios, pues lo que caracteriza al cristiano es que anda absolutamente según el poder del Espíritu.

Hechos

Hechos

Hechos

El libro de los Hechos de los apóstoles sigue a los evangelios. En los cuatro evangelios vemos algo de las glorias del Señor presentadas en sus actos y sus palabras, resaltando los caracteres de Mesías, Siervo, Hijo del Hombre e Hijo de Dios respectivamente. Luego se describe su muerte y su resurrección, necesarias para que Dios fuese glorificado salvando al pecador. El libro de Hechos de los apóstoles es como la continuación del evangelio según Lucas; ambos son del mismo autor y se dirigen a la misma persona, llamada en el evangelio “excelentísimo Teófilo”, probablemente un funcionario romano que se hizo cristiano . En Hechos ya no es llamado “excelentísimo”, bien sea porque había renunciado a sus funciones, o porque en la intimidad fraternal este título dejó de emplearse.

Esta sección se dirige a los que desean profundizar la Palabra de Dios. El lector tiene la posibilidad de estudiar un libro particular de la Biblia o de consultar una colección o una revista bíblica.

 

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