Estudio sobre el libro del Éxodo

Conclusión

Acabamos de recorrer juntos las páginas de este libro precioso, y tengo la confianza viva de que hemos cosechado algún fruto de nuestro estudio. Confío que a medida que avanzábamos recogimos algunos pensamientos reconfortantes acerca de Jesús y de su sacrificio. Es verdad que nuestros pensamientos más elevados no pueden ser sino débiles, y que lo más profundo que nosotros percibimos es muy superficial en comparación con los pensamientos de Dios y su revelación. Es bueno acordarnos de que, por la gracia, estamos en el camino que nos conduce a aquella gloria donde “conoceremos” como fuimos “conocidos”, y donde nuestros corazones se ensancharán a la vista de Aquel que es el principio y el fin de todos los caminos de Dios, en la creación, en la providencia o en la redención. A él, pues, le encomiendo a usted muy afectuosamente en cuerpo, alma y espíritu. Mi deseo es que conozca la inmensa dicha de tener su parte con Cristo, y que sea guardado en la paciente esperanza de su venida. Amén.

C. H. Mackintosh