Estudio sobre el libro del Levítico
Levítico
Dios es santo, sea cual fuere el lugar desde el que habla. Es santo en el monte Sinaí y es santo en el propiciatorio; pero, en el primer caso, su santidad estaba ligada a “un fuego consumidor”, mientras que en el segundo va unida a la gracia paciente. La unión de la perfecta santidad y de la perfecta gracia es lo que caracteriza a la redención que es en Cristo Jesús, redención que se encuentra prefigurada de diversas maneras en el libro del Levítico.
Estudio sobre el libro de los Números
Números
Vamos a emprender el estudio de la cuarta gran división del Pentateuco, los cinco libros de Moisés. Encontraremos que el carácter esencial de este libro es tan manifiesto como el de los tres precedentes, los cuales ya han ocupado nuestra atención. En el libro del Génesis, después de describirse la creación, el diluvio y la dispersión de Babel, tenemos la elección, según Dios, de la simiente de Abraham. En el libro del Éxodo encontramos la redención. El libro del Levítico nos habla de la comunión por medio del culto sacerdotal. En Números observamos la marcha y la lucha en el desierto.
Estudio sobre el libro del Deuteronomio II
Deuteronomio
El libro del Deuteronomio tiene un carácter tan propio como cualquiera de las cuatro secciones anteriores del Pentateuco. Por su título podríamos suponer que este es una simple repetición de los anteriores, pero eso sería un error. Una cosa así no ocurre en la Palabra de Dios; Él nunca se repite. Dondequiera que le discernamos, sea en una página de la Sagrada Escritura o en el amplio campo de la creación, vemos una variedad infinita, una plenitud divina, un plan definido. Nuestra facultad para discernir y apreciar tales cosas será proporcional a nuestra espiritualidad. En esto, como en todo, es necesario que nuestros ojos estén ungidos con colirio celestial.
Estudio sobre el libro del Deuteronomio I
Deuteronomio
El libro del Deuteronomio tiene un carácter tan propio como cualquiera de las cuatro secciones anteriores del Pentateuco. Por su título podríamos suponer que este es una simple repetición de los anteriores, pero eso sería un error. Una cosa así no ocurre en la Palabra de Dios; Él nunca se repite. Dondequiera que le discernamos, sea en una página de la Sagrada Escritura o en el amplio campo de la creación, vemos una variedad infinita, una plenitud divina, un plan definido. Nuestra facultad para discernir y apreciar tales cosas será proporcional a nuestra espiritualidad. En esto, como en todo, es necesario que nuestros ojos estén ungidos con colirio celestial.
La creación del universo
Génesis 1:1-19
Este relato, tan majestuoso como simple a la vez, da una respuesta definitiva a la gran pregunta que los hombres, desde siempre, no han cesado de hacerse.
Dios crea al hombre a su imagen
Génesis 1:20-31
Mediante un último acto soberano, crea al hombre y lo hace a su imagen, su representante, jefe de toda la creación.
El huerto del Edén
Génesis 2:1-14
Con la ternura de una madre que ha preparado de antemano todo lo necesario para el niño que va a dar a luz, Dios pone al hombre en unas condiciones ideales.
El matrimonio es una institución divina
Génesis 2:15-25
Ahora bien, la soledad no convenía al hombre; éste necesitaba a alguien con quien compartir sus pensamientos, que gozara con él de los dones divinos y diera gracias con él a Aquel que los había otorgado.
¿Cómo se produjo el pecado?
Génesis 3:1-13
El diablo, en forma de una serpiente, se introduce en el jardín y se gana la confianza de la mujer, al mismo tiempo que insinúa la desconfianza hacia Dios.
Sentencia divina sobre Satanás y el hombre
Génesis 3:14-24
Tan pronto como el pecado entra en el mundo, Dios hace conocer el remedio que tenía ante Él.
Caín y Abel
Génesis 4:1-16
Caín es el antepasado de todos los que se apoyan en su propia justicia. Abel, el segundo hombre, es el fundador de la descendencia de la fe.
El mundo se organiza sin Dios
Génesis 4:17-26
Esta escena nos ofrece un resumen del mundo actual que dio muerte a Jesús, el verdadero Abel. Todo continúa como si nada hubiese pasado, como si la crucifixión del Señor no hubiese existido.
Set y sus descendientes – El creyente está de paso en la tierra
Génesis 5:1-20
Tenemos aquí la sucesión de los nombres que forman lo que ha sido llamado «el hilo de oro de la fe», el que a través de las generaciones conducirá hasta el Mesías: la “simiente” de la mujer prometida después de la caída.
Caminando con Dios
Génesis 5:21-32
¿Sabemos lo que es andar con Dios, aunque sólo sea un día? Por su conducta de fe, Enoc tiene lugar en la lista de los brillantes testigos del capítulo 11 de la epístola a los Hebreos (v. 5).
Frente a la inmoralidad y la violencia, la paciencia de Dios tiene un límite
Génesis 6:1-12
Los hombres se han multiplicado en la tierra al igual que el mal en sus dos formas: corrupción y violencia. La humanidad, ¿es mejor en nuestra época?
Anuncio del diluvio y construcción del arca
Génesis 6:13-22
Para Dios ha llegado el momento de hacerle conocer Sus pensamientos y de darle Sus instrucciones. Noé responde a esas comunicaciones por la fe.
A salvo
Génesis 7:1-16
Ahora que Dios ha proporcionado un medio de salvación, puesto a los suyos al abrigo y cerrado la puerta del arca, puede abrir las ventanas de los cielos.
El diluvio
Génesis 7:17-24 – Génesis 8:1-5
En medio de ese cataclismo que jamás tuvo igual, Noé y los suyos gozan de una perfecta paz. Así las aguas crezcan o disminuyan, el arca no naufragará… como tampoco el creyente que permanece en Cristo.
Noé sale del arca y adora
Génesis 8:6-22
A la orden de Jehová, Noé sale por fin del arca. Lo primero que hace es ofrecer un sacrificio. A Dios le pertenecen los primeros derechos sobre esta tierra lavada de su mancilla, y hacia Él sube un olor agradable.
La autoridad confiada al hombre
Génesis 9:1-19
La tierra es entregada al hombre, quien desde entonces la domina con dureza. Como signo de su alianza, Dios da el arco (arco iris) en las nubes.
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