Conclusión
Aquí terminamos nuestras meditaciones sobre esta maravillosa porción de la Palabra de Dios1 . Quedamos vivamente impresionados por la profundidad y riqueza de esta mina a la que hemos procurado conducir al lector, pero también por la debilidad y pobreza de las observaciones que hemos presentado. Sin embargo, confiamos en que mediante su Santo Espíritu Dios guiará el corazón y el espíritu del lector cristiano a gozar de su preciosa verdad, a fin de formarlo más y más para su servicio en estos días malos, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea magnificado y la verdad sea mantenida en su poder vivificante. ¡Quiera Dios hacerlo según su abundante gracia, por el amor de Jesucristo!
- 1El capítulo 36 ya ha sido examinado en nuestras meditaciones sobre el capítulo 27.