Aunque Noé sea llamado un hombre “justo”, “perfecto”, comparado con los demás hombres de su tiempo (v. 9), no es su mérito, sino únicamente la gracia la que lo preservará (v. 8). Para Dios ha llegado el momento de hacerle conocer Sus pensamientos y de darle Sus instrucciones. Es fácil hacerse comprender por alguien que camina con uno. Noé responde a esas comunicaciones por la fe.
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios… con temor preparó el arca en que su casa se salvase.
(Hebreos 11:7)
No tiene sino la palabra de Dios para saber que el juicio va a llegar. Pero ésta le es suficiente.
Construye el arca y por medio de ella condena al mundo. Cada golpe de su martillo anuncia a sus contemporáneos que el juicio se acerca. Mientras dura la construcción, la paciencia de Dios espera (1 Pedro 3:20). Pero, ¿cuántos la aprovechan? Fuera de la familia del patriarca, ¡nadie! Las fieles advertencias del “pregonero de justicia” no tuvieron más respuesta que indiferencia y burlas. Hoy también, numerosos son los burladores que no creen en la venida del Señor ni en el juicio (2 Pedro 2:5; 3:3-6).
Ignoran voluntariamente lo que la Biblia dice del diluvio y consideran este relato como una leyenda.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"