Cuatro médicos
Era un industrial de mucho éxito y había logrado mucho en su vida. Pero de repente cayó enfermo. Durante meses la enfermedad había obrado ocultamente, pero ahora notaba que algo no iba bien en su pulmón, y se preguntaba si había caído víctima de la temida enfermedad.
El más rico del vecindario
Parado a la puerta de su casa, el hacendado noruego contemplaba los extensos campos de su propiedad. En sus múltiples viajes a otras tierras había visto muchos y bonitos paisajes, pero con todo, en ese día se convenció de que sus tierras eran las más agradables de cuantas había visto.
El soldado y el oficial
En el campo de batalla, los enfermos se abrían camino, cargados con un soldado moribundo –voy a morir– decía el malherido, déjenme. Con aflicción depositaron su carga.
El substituto
Durante la guerra Franco-Prusiana y bajo al mando del Príncipe Federico, que más tarde llegó a ser emperador de Alemania, hubo un soldado que desobedeció las ordenes muy estrictas de la disciplina militar y a quién, por consiguiente, el consejo de guerra decidió fusilar. La angustia del condenado era muy grande, y al aproximar la hora de la ejecución, le mandaron el capellán.
Error de cálculo
Mucha gente cree que la fe en el Señor Jesús es un asunto vago. Esta opinión se debe al uso de la palabra “creer” en el lenguaje corriente. Si en alguna cosa no tengo seguridad, digo: “Creo que sea así”. Sin embargo, en las cosas de Dios la fe es una cosa completamente cierta. Se apoya sobre la Palabra de Dios, que es la única cosa segura en nuestro mundo tan incierto y agitado.
Estar preparado
«Prevenido, armado: estar preparado es la mitad de la victoria», dijo Cervantes: pero el estar preparado para encontrarse con Dios es la victoria completa. Hay por lo menos tres razones importantes para estar preparado para encontrarse con Dios:
Ganar almas con tratados
Aun antes de convertirme al Señor, me interesaban los tratados, y desde que me convertí, me encantan. Es mi creencia que cualquier creyente puede propagar el Evangelio de Cristo por medio de tratados.
Hoy ha venido la salvación a esta casa
Lucas 19:9
Nuestro Salvador pasaba por Jericó rodeado de grandes multitudes. Todos parecían mostrar interés vital en el Señor. El gentío lo apretaba. No obstante, tal parecía que las gentes solo estaban movidas por mera curiosidad buscando satisfacer un superficial sensacionalismo.
La Biblia en la muralla
El sol de Italia derramaba sus rayos vivificantes sobre las bellas colinas donde los naranjos se estaban vistiendo de sus florecitas blancas y fragantes, donde los ganchos de las vides subían cada vez más alto y los viejos olivos oscuros parecían engalanados de hojitas plateadas.
La cinta magnética
El magnetismo o grabador es un aparato que registra los sonidos y que puede ser utilizado a escondidas; conversaciones, inflexiones de la voz, todo lo capta sin que lo sepan los que se creen al abrigo de cualquier control. Luego, la cinta magnética revela todo lo registrado con una sorprendente fidelidad.
La historia del reloj de oro
Se cuenta del gran patriota colombiano D. Antonio Nariño, que después de haber perdido una batalla contra los españoles en el sur de Colombia, se internó en una montaña para despistar al enemigo; pero cuando quiso salir le fue imposible y así permaneció perdido por varios días pasando angustias y penalidades.
La luz en el hogar
Un sondeo en el centro de los Estados Unidos, donde la proporción de los divorcios es de cada cuatro matrimonios, ha dado el siguiente resultado: En las familias en que se lee la Biblia y se ora en común, se produce un solo divorcio por cada cuatrocientos matrimonios: ¡Cien veces menos el promedio general!
La salvación no se compra
Un comerciante llamado Miguel gozaba de gran reputación de piedad entre sus vecinos, pero se hallaba siempre angustiado y pensando con terror en el juicio de Dios. Recurría a toda clase de medios para calmar la turbación de su conciencia, hacía muchas peregrinaciones y llevaba ya más de treinta confesiones generales.
La salvación – ¿recompensa o donación?
¿Qué es? Entre la humanidad hay innumerables opiniones acerca de cómo se ha de salvar el alma. Esto se debe a los distintos pensamientos de los hombres, porque no hay ambigüedad alguna tocante a este asunto tal como es revelado en las Sagradas Escrituras.
La verdadera felicidad
Estaba un incrédulo pronunciando un discurso ante una concurrencia numerosa. Se esforzaba por persuadir a sus oyentes que no hay Dios, ni demonio, cielo ni infierno, resurrección, juicio ni vida venidera. “Echen de ustedes”, dijo él, “sus Biblias, ni tampoco escuchen lo que les dicen los ministros”.
Los dos cantores
Tal vez ningún cantor, antes ni después, ha tenido una voz tan hermosa como la del gran italiano Caruso. Entretenía y encantaba a las multitudes en el mundo entero y cuando llegó al fin de su carrera uno de los grandes periódicos anunció su muerte de la siguiente manera: «Caruso nunca cantará más».
Los dos jóvenes polacos
Hace años que dos jóvenes polacos, aburridos de la idolatría y ceremonias inútiles de la iglesia de su país, la abandonaron, embarcándose por el mismo tiempo para los Estados Unidos.
Morir… ¿Y después?
“Está establecido a los hombres que mueran una sola vez” (Hebreos 9:27). Nadie discute esta afirmación de la Biblia. En cada pueblo un cementerio recuerda esta fatalidad: Morir una vez. Sea por simpatía, por cortesía, o por que somos directamente tocados por un duelo, sucede a veces que pasa poco tiempo sin volver a encontrarnos con las mismas personas en este lúgubre sitio.
No basta la sinceridad
¡Se puede estar sinceramente equivocado! – Era anhídrido carbónico en vez de oxígeno lo que se administró a un paciente en el estado de Nueva York, y la muerte casi instantánea resultó de ello.
Si conocieras el don de Dios
Pasando Jesús viajando de Judea a Galilea, por una ciudad de Samaria llamada Sicar, y sintiéndose cansado, se sentó junto al pozo de Jacob que se hallaba a su paso. Era como la hora sexta cuando esto sucedió. Acongojado se sentía el tierno corazón de Aquel que, por amor a sus criaturas, vino al mundo para salvarlas de sus pecados, al verse despreciado por ellas.
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