El magnetismo o grabador es un aparato que registra los sonidos y que puede ser utilizado a escondidas; conversaciones, inflexiones de la voz, todo lo capta sin que lo sepan los que se creen al abrigo de cualquier control. Luego, la cinta magnética revela todo lo registrado con una sorprendente fidelidad.
Sabe usted que, segundo tras segundo, mientras se va desarrollando su vida, no solo sus palabras sino también sus hechos y hasta sus pensamientos, son registrados por el Dios de santidad y de juicio. El escucha todo, lo ve todo, los sabe todo. Sin embargo, no obra como los hombres, que a veces esconden su aparato, pues nos advierte: “Jehová escudriña los corazones de todos” y también: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13).
Todo está registrado y, un día, todo será descubierto. Jesús mismo nos advirtió diciendo: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio”. Únicamente los que han recibido a Jesucristo como su Salvador están a salvo porque el juicio de Dios lo alcanzó en su lugar.
“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido, tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos… ¿a dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y adonde huiré de tu presencia?” (Salmo 139:1-12).