Incredulidad y fe
Jueces 1:1-15
La diferencia entre el libro de Josué y el de Jueces es grande. El primero muestra a Israel tomando posesión victoriosa del país de Canaán. El segundo, al contarnos la historia del pueblo ocupando su herencia, aparenta continuar el tema.
Causas y manifestaciones de la decadencia espiritual
Jueces 1:16-26
Apenas comenzando el libro de los Jueces, nos hallamos ya frente a una decadencia tan triste como rápida.
La influencia del mundo – Boquim, lugar de lágrimas
Jueces 1:27-36 – Jueces 2:1-5
Dios tenía muchos motivos para exigir la total destrucción de los enemigos de Israel.
Acordarse de los conductores – Un ciclo repetitivo
Jueces 2:6-23
Al pasar los años, vemos que se levanta en Israel “otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho…” (v. 10). Esa generación no había experimentado la fidelidad de Dios que sus padres experimentaron en el desierto ni el poder que manifestó en el propio Canaán. Entonces, se alejan de Jehová para ir tras otros dioses (v. 12).
La guerra continúa con ímpetu
Jueces 3:1-11
En el libro de los Jueces vemos reproducirse constantemente el mismo ciclo: el pueblo empieza por dejar a Jehová.
Aod – Samgar
Jueces 3:12-31
La vara que Dios emplea ahora para disciplinar a su pueblo es Moab.
¿Confianza o vacilación?
Jueces 4:1-16
Al norte del país, el enemigo de otros tiempos vuelve a restituirse, bajo el mismo nombre: Jabín, y con la misma capital, es decir, Hazor (véase Josué 11:1), y oprime a Israel durante veinte años.
Dos mujeres de fe
Jueces 4:17-24 – Jueces 5:1-11
Sísara huyó a pie; sus novecientos carros de hierro no le sirvieron de nada. Creyó hallar asilo en la tienda del ceneo; pero encontró la muerte por mano de Jael, una mujer de fe.
Un canto de alabanza
Jueces 5:12-31
Si el cántico de Débora y Barac atribuye justamente el honor de la victoria a Jehová, cada tribu involucrada en el asunto también debe recibir la alabanza o la reprobación según corresponda.
Israel oprimido por Madián
Jueces 6:1-13
Israel vuelve a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, quien esta vez se sirve de Madián para disciplinarlo de la manera anunciada en Deuteronomio 28:33.
Lo que caracteriza a Gedeón
Jueces 6:14-27
Al mirarse a sí mismo, Gedeón no encuentra esa fuerza de la cual le habló el ángel. ¡Por el contrario! Él pertenece a una tribu pobre y es además el menor de su casa.
Después de un tiempo de preparación, el servicio comienza
Jueces 6:28-40
Gedeón goza ahora de la paz interior, sin desconocer, al mismo tiempo, los combates que se van a desatar.
Poca fuerza...
Jueces 7:1-8
Al lado de las multitudes de Madián, Amalec y “los del oriente”, el pequeño ejército de treinta y dos mil israelitas parecía desempeñar un triste papel.
Dios alienta y honra la fe
Jueces 7:9-25
Hay un último aliento para Gedeón: el sueño del madianita explicado por su compañero.
Dificultades después de la victoria
Jueces 8:1-17
Las lecciones de humildad que Dios enseñó a Gedeón han llevado su fruto: está dispuesto a reconocer la parte que otros tomaron en la victoria.
Ceder a las trampas de la idolatría
Jueces 8:18-35
Después de la victoria, una serie de sutiles peligros todavía amenazan al siervo de Dios. Ya vimos los celos de Efraín a los cuales Gedeón responde con mansedumbre.
Abimelec – Un corto relato alegórico
Jueces 9:1-25
Este triste capítulo describe los rápidos y espantosos progresos de la decadencia.
Nada escapa a la mirada de Dios
Jueces 9:26-57
Este capítulo confirma la declaración de Isaías a propósito de tales hombres:
La amplitud de la situación
Jueces 10:1-18
Se nombran dos jueces al principio de este capítulo: Tola y Jair, hombres estimados. Después, la decadencia prosigue aún más. En su extravío Israel se afana por servir a los dioses de los otros pueblos. Entonces, como antes, Jehová emplea enemigos para castigarlo.
Jefté, héroe de la fe
Jueces 11:1-22
Jehová es “Dios perdonador, clemente y misericordioso” (Nehemías 9:17, V. M.). Nuevamente librará a su pueblo, esta vez, por mano de Jefté. La historia de este juez es al principio similar a la de Abimelec. Pero Jefté, en lugar de rebelarse y vengarse de sus hermanos, renuncia a sus derechos y se retira al país de Tob, donde Dios sabe hallarlo llegado el momento.
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