El libro de Rut
Rut
Del libro de Rut se desprende un encanto particular, de modo que este breve relato ejerce un gran atractivo incluso sobre el lector más indiferente. Se trata de una historia de amor de otros tiempos, en la cual se mezclan tristeza y gozo, faltas y consagración, vida y muerte, cuyo fin es la llegada del día de las bodas y el nacimiento del heredero. El escenario tranquiliza el alma al transportarnos a regiones campestres en compañía de segadores y espigadores. No obstante, para el cristiano que lee las páginas sagradas teniendo a Cristo como meta, el libro de Rut presenta un interés más profundo que adquiere un significado más rico, porque discierne en todas las Escrituras “lo que de Él dicen” (véase Lucas 24:27).
Elías
Un profeta de Dios
Elías, profeta del Dios vivo, empieza su ministerio público en los más sombríos días del pueblo de Israel. Está encargado de despertar las conciencias y de reconfortar el corazón del pueblo de Dios en los días de ruina. Primeramente debe llevar al desfalleciente pueblo de Dios a tener noción de sus responsabilidades, aplicándoles la palabra de Dios a sus conciencias. Seguidamente, alentará a los fieles elevando sus pensamientos por encima de la ruina que los rodea, y sostendrá sus corazones presentándoles las glorias venideras.
Timoteo
Siervo de Jesucristo
Timoteo era un discípulo de quien daban buen testimonio los hermanos de su propia asamblea y los de la región. Se habían dado profecías en cuanto al don de gracia que Dios le impartiría (1 Timoteo 1:18; 4:14). Él había recibido este don de gracia, más concretamente de pastor y maestro. Timoteo fue un fiel compañero del apostol Pablo. ¿Habrá mejor preparación para un joven llamado al servicio del Señor que acompañar a un siervo de más edad? Aprenderá cómo conviene comportarse, cómo actuar o no actuar; participará de los ejercicios que se encuentran en toda obra para el Señor.
David (1)
El Llamamiento Jehová mira el corazón (1 Samuel 16:4-13). Desechado de Dios, Saúl reinará todavía hasta el momento cuando en su gobierno, Jehová quiere elegir y designar al que lo deberá reemplazar: “Un rey para él”.
David (10)
Como centro de reunión, David había atraído alrededor de sí a muchos, pero el relato sagrado quiso conservar también los rasgos de compañeros y amigos en los que había suscitado devoción. Jonatán
David (11)
Alabanza después de los años de pruebas. David sale de sus pruebas y de su aflicción con un himno de triunfo y de alabanza (2 Samuel 22; Salmo 18). Había aprendido por lo que sufrió, lo que Dios era; “el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl”, y quiere cantar su gratitud.
David (2)
David huye y va primeramente a Samuel en Rama. Él y Samuel se fueron y moraron en Naiot (1 Samuel 19:18). Antes de hacerle probar las soledades del desierto, Dios quiso brindar un oasis a su joven siervo.
David (3)
Las liberaciones de Dios Jehová no abandona a su joven siervo. Si le hizo hacer a menudo la amarga constatación de la hostilidad de los hombres, le dio también la oportunidad de ser el objeto de la salvación divina.
David (4)
Por su actitud entre los filisteos, David había perdido todo derecho al trono. Si Dios no hubiese intervenido, habría combatido contra su propio pueblo, descalificándose así completamente para ocupar el cargo que lo esperaba. Es pues solo la gracia la que le otorga el reino.
David (5)
El que piensa estar firme, mire que no caiga (1 Corintios 10:12) Rey según el corazón de Dios, constantemente citado cual ejemplo a sus sucesores, David nos muestra en su vida de familia en qué forma el enemigo sabe valerse de los puntos débiles de cada uno para hacerlo caer. Abigail
David (6)
Betsabé (continuación) El corazón de David está puesto al desnudo, el mal es juzgado hasta las raíces y puede decir: “Vuélveme el gozo de tu salvación”. Dios perdona, Dios restaura; David vuelve a gozar la comunión con el Señor, pero bajo el gobierno de Dios, es dado el castigo.
David (7)
Adonías y Salomón
David (8)
Las aflicciones y las glorias “Los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:11) En el Antiguo Testamento, Dios nos da numerosos testimonios proféticos de los sufrimientos que debían ser el camino de su propio Hijo en este mundo y de las glorias después de ellos.
David (9)
Centro de reunión
El llamamiento de Abraham
Génesis 12:2-3
Abraham era un adorador de ídolos cuando el Señor le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. En el libro de los Hechos vemos que el Dios de la gloria apareció a Abraham. Fue probablemente ésta la primera vez que Abraham tuvo que ver con Dios. ¡Cuán hermosa ha debido de ser esta revelación por la cual el Dios de gloria habló con él!
Josías
A los jóvenes creyentes
Cuando el pueblo de Dios se encuentra en un estado de debilidad y decadencia, las almas piadosas ocupan una posición totalmente distinta. El rey Josías es un ejemplo muy notable de ello. Las Escrituras lo distinguen de dos maneras:
Daniel - El discípulo en un tiempo malo
Los tres primeros capítulos del libro de Daniel nos ofrecen una lección muy importante y oportuna para el tiempo en que vivimos, en el cual el discípulo de Cristo está en grave peligro de ceder a las influencias que lo rodean –rebajando el nivel de su testimonio y debilitando su carácter de discípulo– a fin de amoldarse a las circunstancias del momento.
David - La vida de la fe
Es fácil seguir los sucesivos pasos que llevaron a establecer un rey en Israel, pues todos aquellos que estudiaron con cierta atención la historia humillante del corazón humano, tal como se presenta en ellos mismos o en otros, se darán fácilmente cuenta de este hecho.
El Dios vivo y una fe viva - Josafat
2 Crónicas 20
Hay un hecho grandioso y sustancial que se destaca prominentemente en cada página de la Santa Biblia y del que tenemos ejemplos en cada etapa de la historia del pueblo de Dios; un hecho de inmensa importancia y de poder espiritual para todos los tiempos, pero especialmente en momentos de oscuridad, dificultad y desánimo, ocasionados por la baja condición espiritual de muchos que profesan estar
El profeta Elías
El ejercicio del ministerio profético en Israel siempre era la prueba de la decadencia del pueblo. Mientras las grandes instituciones nacionales se mantenían vigentes, y el mecanismo de la economía mosaica marchaba conforme a su concepción original, no había necesidad de ninguna acción extraordinaria y, por tal motivo, no se oía la voz de un profeta.
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