Prefacio
Cuando meditamos sobre el camino de Elías a través del mundo apóstata de su época, bien podemos exclamar, valiéndonos de las palabras de otro: «¡Qué carrera la tuya, Elías! sembrada de pruebas y de luchas contra la muerte, pero llena de conocimiento acerca del corazón de Aquel a quien servías para tu gozo y tu gloria; ¡una carrera empezada con secreta oración y con confianza en Dios y terminada en un carro de fuego que te condujo a él!». Mientras avanzamos hacia la gloria, a través de un mundo ya invadido por la sombra de la gran apostasía, ojalá que podamos andar, como Elías, separados del mal, dependientes de Dios y consagrados a él, en tanto esperamos ser llevados a la gloria cuando venga el Señor.