Prólogo
En la Palabra no poseemos un texto continuo sobre la vida de Timoteo, como sí lo tenemos sobre David, José, Daniel y otros. Tampoco ocupa un largo espacio en el Nuevo Testamento, donde es mencionado veinticuatro veces en el libro de los Hechos y once en las epístolas, de las cuales dos van dirigidas a él. En seis Pablo lo asocia en la suscripción de las mismas (no es el caso en la epístola a los Romanos, a los Gálatas y a los Efesios en las cuales Pablo está solo con toda la autoridad de un apóstol, y la de Tito con un carácter personal).
Debemos recurrir a diversos pasajes para considerar lo que la Palabra nos dice de este hombre de Dios, quien siempre es para nosotros un ejemplo notable de la manera en que el Señor llama y forma a un siervo, y luego lo emplea para el bien de los suyos.