Una oración íntegra y una respuesta que va más allá de la petición
2 Crónicas 1:1-17
Se nos introduce de golpe en el reino del gran Salomón. Su nombre, que significa «el pacífico», dirige nuestra mirada en Jesús como “Príncipe de paz” (Isaías 9:6), cuyo reinado venidero es ricamente ilustrado por los relatos y las descripciones que vamos a leer.
Preparativos para la construcción del templo
2 Crónicas 2:1-10
Las relaciones de Hiram, rey de Tiro, con Salomón prefiguran las que tendrán con Israel todas las naciones de la tierra durante el reinado de mil años. Entonces, “la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Hiram-abi, imagen del Espíritu Santo que envía a los obreros
2 Crónicas 2:11-18
Al meditar el libro de los Reyes, comprendimos que Hiram-Abi (o Hiram, que debe distinguirse del rey), el obrero más hábil entre todos, era una figura del Espíritu Santo. Bajo la esclarecida dirección de ese hombre, los artesanos preparados por David van a cumplir su tarea. El creyente será hecho capaz de servir, al dejarse conducir por el Espíritu de Dios.
La casa de Dios, un lugar para adorar
2 Crónicas 3:1-17
Las Crónicas presentan la construcción del templo desde un punto de vista distinto al del libro de los Reyes. Este último lo consideraba, sobre todo, como la habitación de Jehová en medio de su pueblo. Nuestro libro nos lo muestra más bien como el lugar en que el adorador es admitido para encontrar a su Dios.
¡Se necesitaban tantos utensilios para la adoración!
2 Crónicas 4:1-22
La casa, toda cubierta de oro, habla de la justicia divina, perfecta y pura. Por eso, el adorador no podía acercarse a ella sin haber pasado antes por el altar de bronce de los sacrificios. Este altar es cuadrado y sus dimensiones, veinte codos de longitud y veinte de anchura, son idénticas a las del “oráculo”.
Instalación del arca – Jesucristo, centro de la alabanza
2 Crónicas 5:1-14
La magnífica casa está acabada. Pero aún le falta el objeto principal: el arca santa. Su introducción En su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines (v. 7),
Discurso de Salomón en el momento de la inauguración
2 Crónicas 6:1-11
Salomón, delante de todo el pueblo reunido, celebra al Dios de Israel y recuerda sus misericordias, así como por qué motivo el templo fue construido.
Diversas situaciones de pecados: pidiendo clemencia
2 Crónicas 6:12-42
Debemos notar que el estrado de bronce desde el cual el rey se dirige a Jehová, posee exactamente las mismas dimensiones que el altar de bronce del desierto (v. 13; Éxodo 27:1).
Ofrendas – Una sola ofrenda
2 Crónicas 7:1-10
En respuesta a la oración del rey, el fuego desciende sobre el holocausto. Y por segunda vez (véase cap. 5:14), la gloria de Jehová llena la Casa. En adelante, y hasta el tiempo de Ezequiel, morará allí (Ezequiel 10:18; 11:23).
La presencia de Dios asegurada, pero... bajo condiciones
2 Crónicas 7:11-22
Terminada la Casa, fue inaugurada. En su respuesta a Salomón, Jehová declara que la santificó, para que Su nombre habitara en ella para siempre (v. 16, 20). ¡Qué seguridad más bienaventurada! Hoy en día la congregación de creyentes, a la cual Jesús prometió su presencia, se caracteriza por reunirse al nombre del Señor (Mateo 18:20).
La presencia de Dios asegurada, pero... bajo condiciones
2 Crónicas 7:11-22
Terminada la Casa, fue inaugurada. En su respuesta a Salomón, Jehová declara que la santificó, para que Su nombre habitara en ella para siempre (v. 16, 20). ¡Qué seguridad más bienaventurada! Hoy en día la congregación de creyentes, a la cual Jesús prometió su presencia, se caracteriza por reunirse al nombre del Señor (Mateo 18:20).
Otras edificaciones – Cumplir los mandamientos
2 Crónicas 8:1-18
Salomón consolida su reino. Edifica ciudades de aprovisionamiento y obras militares. Entre estas, Bet-horón la de arriba y Bet-horón la de abajo (v. 5) nos recuerdan la extraordinaria victoria de Josué (o más bien la de Jehová) en la pendiente que separa estas dos ciudades (Josué 10:11).
Venir con necesidades, irse maravillado y satisfecho
2 Crónicas 9:1-12
Al lado de su carácter profético, la visita de la reina de Sabá ilustra el camino del pecador que acude al Salvador. Es la oportunidad para hablar a aquellos de nuestros lectores que todavía no hayan dado ese paso de fe hacia el Señor Jesús: sepan que nada de lo que se les dice con respecto a él puede ser comparado con el conocimiento personal que hagan de él.
Salomón en la cumbre de su gloria
2 Crónicas 9:13-31
¡Gloria, riquezas, sabiduría, poder! El reinado del hijo de David termina con una magnífica visión. No solo la reina de Sabá, sino todos los reyes de la tierra acuden para oír la sabiduría del gran Salomón, para traerle presentes; pero, ante todo, procuran ver su rostro (v. 23). ¡Con cuánta más razón ocurrirá así con el Señor Jesús cuando venga!
Errores de Roboam y división del reino
2 Crónicas 10:1-19
Israel se reúne en Siquem alrededor del nuevo rey y le pide: “Alivia algo de la dura servidumbre…” ¿Qué aconsejan los ancianos a Roboam? “Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares…” (v. 7).
Tres años de bendición
2 Crónicas 11:1-23
La división de Israel en dos reinos fue un juicio de Dios. Es, pues, inútil juntar 180.000 hombres escogidos para cambiar totalmente la situación. Roboam, advertido por el varón de Dios, renuncia a su empresa y consagra sus fuerzas en construir ciudades para asegurar la protección y el abastecimiento de su pequeño reino.
Decadencia espiritual y un saludable despertar
2 Crónicas 12:1-16
Tres cortos años duró la fidelidad de Roboam y su pueblo. Entonces, como antaño bajo el gobierno de los jueces, Dios les habla, suscitándoles un adversario. La ofensiva del faraón Sisac va a permitir al rey y al pueblo comparar el servicio a Jehová con el del rey de Egipto (v. 8).
Un reinado matizado
2 Crónicas 13:1-12
Contrariamente a las instrucciones de la Palabra (Deuteronomio 21:15-17), Roboam establece como heredero y sucesor a Abías, hijo de su mujer preferida, Micaías (o Maaca; véase 2 Crónicas 11:20-21), la que, además, era idólatra (cap. 15:16). Con tanta infidelidad solo puede resultar un mal reinado. Y, sin embargo, la corta historia de ese rey contiene una hermosa página.
Una liberación inmerecida
2 Crónicas 13:13-22
La arenga de Abías a las tropas de Israel fue pronunciada con un tono de superioridad de muy mal gusto. Es necesaria, pues, la maniobra de rodeo de Jeroboam para poner a prueba al rey de Judá y su ejército. En un instante, este se encuentra cercado en la retaguardia, a punto de ser aplastado.
Un tiempo de descanso bien utilizado antes del combate
2 Crónicas 14:1-15
El fiel rey Asa, hijo y sucesor de Abías, purifica a Judá de su idolatría. Nuestro libro insiste en la paz y la tranquilidad que goza el país durante la primera parte de su reinado (v. 1, 5-7). Asa aprovecha esa paz para edificar ciudades fortificadas y reforzar la defensa del territorio. Así nos da una importante lección.
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