Se nos introduce de golpe en el reino del gran Salomón. Su nombre, que significa «el pacífico», dirige nuestra mirada en Jesús como “Príncipe de paz” (Isaías 9:6), cuyo reinado venidero es ricamente ilustrado por los relatos y las descripciones que vamos a leer. Notemos bien que en estos capítulos se trata, ante todo, del reino y del culto terrenales del Mesías de Israel. Pero, más de una vez, nuestros pensamientos serán dirigidos, por analogía o contraste, hacia la Iglesia y su Jefe.
El pedido que Jehová lee en el corazón del joven rey corresponde a una petición de Pablo a favor de los efesios. Él los mencionaba en sus oraciones:
Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento
(Efesios 1:17-18).
“Porque Jehová da la sabiduría… y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”, escribe Salomón en el libro de los Proverbios (cap. 2:6). Deseemos poseer esta sabiduría y pidámosla a Aquel que “da a todos abundantemente y sin reproche” (Santiago 1:5).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"