Tres cortos años duró la fidelidad de Roboam y su pueblo. Entonces, como antaño bajo el gobierno de los jueces, Dios les habla, suscitándoles un adversario. La ofensiva del faraón Sisac va a permitir al rey y al pueblo comparar el servicio a Jehová con el del rey de Egipto (v. 8). Primera comprobación: mientras que Jehová enriquece a sus siervos, el enemigo despoja a los que reduce a esclavitud.
Las palabras del profeta Semaías produjeron humillación en el corazón de los príncipes de Israel y del rey; los llevaron a decir: “Justo es Jehová”. Reconocer esta justicia… aun cuando debió ejercitarse contra nosotros, siempre es una buena señal (véase Lucas 23:41). Esto permite a Dios revelarse luego, no solo como un Dios justo, sino también como un Dios misericordioso y Salvador. Vemos cómo en su gracia subraya “las buenas cosas” que puede discernir todavía en el reino de Judá. Pese a todo, en conjunto, Roboam “hizo lo malo” (v. 14). Este mal tiene raíces lejanas, porque su madre, una amonita, había sido mujer de Salomón desde antes de la muerte de David (comp. cap. 9:30; 12:13).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"