Romanos
Romanos
La epístola a los Romanos fue escrita en Corinto el año 58 o 59 después de Cristo, cuando Pablo estaba a punto de partir para Jerusalén a fin de llevar el producto de las colectas de creyentes de Acaya y Macedonia (cap. 15:25-28).
Corintios I
1 Corintios
¿A quién va dirigida esta carta? Si esta carta hubiera sido dirigida solamente a la asamblea o iglesia local de Corinto, podría invocarse este hecho para eludir las reglas y los mandamientos que nos presenta o, por lo menos, para no ajustarse estrictamente a ellos. Sin embargo, vemos que esta epístola es enviada no solamente a los creyentes de Corinto, sino a “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (v. 2). No hay limitación alguna de lugar, tiempo o personas.
Corintios II
2 Corintios
La segunda epístola a los Corintios presenta un tema particular: el ministerio, su funcionamiento, la tarea que le incumbe y las cualidades indispensables para ser ministro de Cristo. Es necesario destacar que el ministerio tiene, en esta epístola, un carácter muy amplio. No es solamente el ministerio apostólico o ministerio de la Palabra, pues lo que aquí es traducido por ministerio en otros lugares se traduce por servicio. En efecto, todos tenemos un ministerio. Si bien no todos tenemos el de la Palabra, a cada cual el Señor le ha confiado un servicio. A menudo el más ínfimo servicio a los ojos de los hombres tiene una importancia muy grande a los ojos de Dios. Compenetrémonos bien de esta verdad: aunque no tengamos un don especial todos tenemos un servicio particular al cual debemos consagrarnos cuidadosamente. Si este último tiene más apariencia a los ojos de los hombres, ofrece también más peligros para aquel que lo ejerce.
Un comentario sobre la epístola a los Efesios
Efesios
Es una gran bendición que Dios se haya revelado a este mundo pecador, manifestando su gracia. Pero Él hizo más que esto, pues reveló a los creyentes los consejos secretos de su amante corazón. Para conocer las bendiciones que encierran estas revelaciones, debemos remitirnos a la epístola que el apóstol Pablo dirigió a los Efesios, donde hallamos una inspirada exposición acerca del despliegue de los designios de Dios para la gloria de Cristo, y las bendiciones reservadas para aquellos que están destinados a participar de Su gloria.
Filipenses
Filipenses
En la epístola a los Efesios e incluso en la dirigida a los Colosenses, Dios nos muestra nuestro lugar en Cristo; pero, en la epístola a los Filipenses, vemos al creyente mientras atraviesa el mundo, andando en él como cristiano. En esta epístola no hay nada de doctrina; el creyente es visto en ella como quien corre hacia la meta y tal carrera es considerada como preparada por el Espíritu de Dios, pues lo que caracteriza al cristiano es que anda absolutamente según el poder del Espíritu.
Tito
Tito
Se ha hecho notar con justicia que cada una de las epístolas dirigidas a Timoteo y a Tito extraen su propio carácter de la misión que el apóstol había encargado a sus dos delegados y compañeros de obra. Timoteo debía velar por la sana doctrina (1 Timoteo 1:3-4) y Tito por el orden en la casa de Dios (Tito 1:5).
Filemón
Filemón
Si estudiamos la epístola de Judas, veremos que, de todas las epístolas del Nuevo Testamento, ninguna tiene una aplicación más amplia que aquélla, ya que va dirigida, no a cristianos llegados a un cierto grado de madurez, sino a todos los llamados en general, a todos los que pertenecen al Señor. La epístola a Filemón es, en este aspecto, la contrapartida de la de Judas. No hay en el Nuevo Testamento otra epístola que sea tan individual. No quiero decir que vaya dirigida a un individuo, ya que los tres primeros versículos nos prueban lo contrario, sino que esta epístola contiene exhortaciones totalmente individuales que no conciernen más que a una sola persona: Filemón.
Poder y contenido del Evangelio
Romanos 1:1-17
El tema de la epístola a los Romanos es el Evangelio.
Veredicto sobre los paganos
Romanos 1:18-32
Antes de explicar cómo Dios justifica al pecador es necesario convencer a cada uno de que es pecador.
Veredicto sobre la justicia propia
Romanos 2:1-16
Cuando juzgamos a otros, comprobamos así que tenemos una conciencia.
Veredicto sobre los judíos
Romanos 2:17-29
Estos primeros capítulos nos hacen pensar en la sesión de un tribunal.
Formular objeciones
Romanos 3:1-18
¿Quién tiene razón?
Sentencia final
Romanos 3:19-31
Delante del tribunal de Dios, ahora toda boca permanece cerrada.
Justificados solo por la fe
Romanos 4:1-12
El judío no alcanza la gloria de Dios más que el griego.
No poner en duda lo que Dios dice
Romanos 4:13-25
La fe cree en las promesas porque cree en Dios que las ha hecho.
Paz con Dios
Romanos 5:1-11
Una vez redimido y justificado, el cristiano resplandece de alegría.
Dos familias
Romanos 5:12-21
La vieja naturaleza, “el pecado”, la cual solo es capaz de producir frutos corrompidos.
El creyente muerto con Cristo
Romanos 6:1-14
¡Qué maravillosa redención!
Obedecer de todo corazón
Romanos 6:15-23
El hombre se preocupa por su libertad.
La ley es buena, pero pone en evidencia el pecado
Romanos 7:1-11
La ley no solamente reprime los pecados que he cometido, sino que juzga mi naturaleza pecadora.
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