Corintios I

Corintios I

1 Corintios

¿A quién va dirigida esta carta? Si esta carta hubiera sido dirigida solamente a la asamblea o iglesia local de Corinto, podría invocarse este hecho para eludir las reglas y los mandamientos que nos presenta o, por lo menos, para no ajustarse estrictamente a ellos. Sin embargo, vemos que esta epístola es enviada no solamente a los creyentes de Corinto, sino a “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (v. 2). No hay limitación alguna de lugar, tiempo o personas.

Corintios II

Corintios II

2 Corintios

La segunda epístola a los Corintios presenta un tema particular: el ministerio, su funcionamiento, la tarea que le incumbe y las cualidades indispensables para ser ministro de Cristo. Es necesario destacar que el ministerio tiene, en esta epístola, un carácter muy amplio. No es solamente el ministerio apostólico o ministerio de la Palabra, pues lo que aquí es traducido por ministerio en otros lugares se traduce por servicio. En efecto, todos tenemos un ministerio. Si bien no todos tenemos el de la Palabra, a cada cual el Señor le ha confiado un servicio. A menudo el más ínfimo servicio a los ojos de los hombres tiene una importancia muy grande a los ojos de Dios. Compenetrémonos bien de esta verdad: aunque no tengamos un don especial todos tenemos un servicio particular al cual debemos consagrarnos cuidadosamente. Si este último tiene más apariencia a los ojos de los hombres, ofrece también más peligros para aquel que lo ejerce.

Filemón

Filemón

Filemón

Si estudiamos la epístola de Judas, veremos que, de todas las epístolas del Nuevo Testamento, ninguna tiene una aplicación más amplia que aquélla, ya que va dirigida, no a cristianos llegados a un cierto grado de madurez, sino a todos los llamados en general, a todos los que pertenecen al Señor. La epístola a Filemón es, en este aspecto, la contrapartida de la de Judas. No hay en el Nuevo Testamento otra epístola que sea tan individual. No quiero decir que vaya dirigida a un individuo, ya que los tres primeros versículos nos prueban lo contrario, sino que esta epístola contiene exhortaciones totalmente individuales que no conciernen más que a una sola persona: Filemón.

Filipenses

Filipenses

Filipenses

En la epístola a los Efesios e incluso en la dirigida a los Colosenses, Dios nos muestra nuestro lugar en Cristo; pero, en la epístola a los Filipenses, vemos al creyente mientras atraviesa el mundo, andando en él como cristiano. En esta epístola no hay nada de doctrina; el creyente es visto en ella como quien corre hacia la meta y tal carrera es considerada como preparada por el Espíritu de Dios, pues lo que caracteriza al cristiano es que anda absolutamente según el poder del Espíritu.

Hechos

Hechos

Hechos

El libro de los Hechos de los apóstoles sigue a los evangelios. En los cuatro evangelios vemos algo de las glorias del Señor presentadas en sus actos y sus palabras, resaltando los caracteres de Mesías, Siervo, Hijo del Hombre e Hijo de Dios respectivamente. Luego se describe su muerte y su resurrección, necesarias para que Dios fuese glorificado salvando al pecador. El libro de Hechos de los apóstoles es como la continuación del evangelio según Lucas; ambos son del mismo autor y se dirigen a la misma persona, llamada en el evangelio “excelentísimo Teófilo”, probablemente un funcionario romano que se hizo cristiano . En Hechos ya no es llamado “excelentísimo”, bien sea porque había renunciado a sus funciones, o porque en la intimidad fraternal este título dejó de emplearse.

Lucas

Lucas

Lucas

En este evangelio el Espíritu de Dios nos presenta a Jesús con su carácter de Hijo del Hombre, quien trae de parte de Dios la gracia a los hombres. Por consiguiente, se encuentran en Lucas muchos detalles concernientes a la humanidad de Cristo. Al mismo tiempo, en cada página sobresale su perfecta divinidad. A lo largo del relato inspirado podemos contemplar a Jesús como “el más hermoso de los hijos de los hombres”; porque la gracia se derramó en sus labios (Salmo 45:2).

Marcos

Marcos

Marcos

En el evangelio según Marcos, el Espíritu Santo presenta al Señor Jesús como Siervo y Profeta de Dios. De esta manera había sido anunciado en el Antiguo Testamento. Era una promesa cuyo cumplimiento se esperaba: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis… Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Deuteronomio 18:15, 18).

Un comentario sobre la epístola a los Efesios

Un comentario sobre la epístola a los Efesios

Efesios

Es una gran bendición que Dios se haya revelado a este mundo pecador, manifestando su gracia. Pero Él hizo más que esto, pues reveló a los creyentes los consejos secretos de su amante corazón. Para conocer las bendiciones que encierran estas revelaciones, debemos remitirnos a la epístola que el apóstol Pablo dirigió a los Efesios, donde hallamos una inspirada exposición acerca del despliegue de los designios de Dios para la gloria de Cristo, y las bendiciones reservadas para aquellos que están destinados a participar de Su gloria.