Introducción
Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento
(1 Corintios 14:15).
Con frecuencia leemos la Palabra de Dios de manera superficial, y esto es para nuestro perjuicio, sobre todo cuando se trata de enseñanzas relativas a la oración. El desconocimiento de los principales pasajes que se nos presentan en el Nuevo Testamento puede tener consecuencias nefastas para la vida espiritual, conduciendo al desaliento y a la incredulidad. ¿Quién de nosotros no ha experimentado esos sentimientos porque, aparentemente, su oración no tuvo respuesta? Desaliento, porque, habiendo orado con insistencia por determinados motivos, finalmente no obtuvimos el otorgamiento; incredulidad, porque Dios, quien ha hecho tantas promesas a la oración de fe, parece haber permanecido sordo y sin cumplir su palabra. ¿No sería Dios fiel a sus promesas?
Es importante, pues, examinar con atención algunas de esas promesas que, si bien nos parecen incondicionales, están sometidas a condiciones precisas. Aparecen en negrita en los pasajes que nos proponemos estudiar juntos.