¿No hay respuesta a mi oración?

Condición 10

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos
(Mateo 18:19-20).

He aquí dos promesas que se unen por medio de la palabra “porque”. ¿Bastará en efecto que dos creyentes estén de acuerdo en pedir cualquier cosa para que sea hecha? No, esto podría ser para su perjuicio. Tal promesa se une de manera muy entrañable a la presencia del Señor prometida a los que se reúnen en su nombre, es decir, reconociendo su indiscutible autoridad. Ello da a entender que las peticiones presentadas tendrán su aprobación. Si gozamos de esa santa presencia, ¿cómo podríamos formular peticiones sin reflexión? El nombre de Jesús que reúne a los suyos es el que además nos abre el corazón de Dios. No va una cosa sin otra.

Habiendo considerado estos diversos pasajes, quizás digamos con cierto desaliento: «Si son tantas las condiciones que cumplir para ser favorecido por el Señor, no nos quedan muchas oportunidades para la oración; estamos lejos de conocer siempre la voluntad de Dios; raramente tenemos una promesa precisa sobre la cual reposar nuestra fe, ni estamos comprometido en un servicio que requiera demandarle medios a nuestro Padre celestial. Entonces ¿para qué somos invitados a orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17), a orar “en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu…”? (Efesios 6:18)».

Reconozcamos primero que nuestro Dios es soberano y que su gracia jamás se dejará prender por nuestra lógica humana. Aunque nos da en el Nuevo Testamento algunas normas para que comprendamos los principios según los cuales él obra, a veces le agrada intervenir de una manera que nos extraña, respondiendo a nuestras oraciones a pesar de todas nuestras incapacidades.

De todos modos recibiremos una respuesta. Un postrer pasaje lo prueba y nos alienta; hasta nos exhorta a orar cualesquiera que sean las necesidades, los momentos y las condiciones.