Condición 5
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá… Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:7-11: ver también Lucas 11:9-13).
Tenemos a un Dios lleno de bondad, de quien no podemos esperar nada más que “buenas cosas”. Este Padre no dará nunca una piedra a alguno de sus hijos que le haya pedido un pan. Sin embargo, si nos equivocamos y le pedimos una piedra, ¿nos dará una piedra? Antes bien, nos dará ese pan que no supimos pedirle. El corazón de Dios nos es abierto, así como sus manos; pero no esperemos de él otra cosa que no se relacione con su naturaleza.
Santiago 4:2-3 nos da dos motivos por los cuales no recibimos nada.
El primero es simplemente porque no pedimos. De ahí la invitación del Señor: “Pedid… buscad… llamad”.
El segundo es que pedimos mal: cosas malas para nosotros, mientras que nuestro Padre quiere darnos buenas cosas. Santiago explica: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Pidámosle a Dios buenas cosas para el bien de nuestras almas, para el bienestar espiritual de nuestras familias y el de la asamblea, así confirmaremos las promesas del Señor: “Todo aquel que pide, recibe”.