Acerca de la oración
La oración es la respiración anhelante del nuevo hombre, producida por la obra del Espíritu Santo, quien mora en todos los verdaderos creyentes. De ahí que hallar a alguien orando es verlo manifestando la vida divina en una de sus características más hermosas y conmovedoras: la dependencia.
La oración
“Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1)
Primero es necesario escuchar, luego hablar. “Hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxodo 33:11). Hoy el creyente goza de un privilegio aún mayor: comunicarse con Dios no solo como con su amigo, sino escucharle y hablarle como a su Padre.
La oración y las sanidades
El Enemigo siempre ha realizado múltiples esfuerzos para distraer a los creyentes del objeto que las Escrituras ponen ante ellos, a saber, la persona del Señor. De todos los medios que emplea, el más sutil consiste en proclamar ciertas verdades bíblicas, separándolas del conjunto de la Revelación, dándoles así un relieve que finalmente falsifica la “verdad”, es decir, la Palabra de Dios (Juan 17:17).
Orar...
Respiración del alma, expresión de la fe, impulso de amor, combate espiritual, la oración es vital para el creyente. Por medio de la oración se acerca a Dios para pedirle ayuda, pero también para agradecerle y adorarlo. A través de ella, el cristiano expresa su dependencia de Dios y testifica que el hombre no está solo en el universo, sino que Dios existe y obra.
¿No hay respuesta a mi oración?
Con frecuencia leemos la Palabra de Dios de manera superficial, y esto es para nuestro perjuicio, sobre todo cuando se trata de enseñanzas relativas a la oración. El desconocimiento de los principales pasajes que se nos presentan en el Nuevo Testamento puede tener consecuencias nefastas para la vida espiritual, conduciendo al desaliento y a la incredulidad. ¿Quién de nosotros no ha experimentado esos sentimientos porque, aparentemente, su oración no tuvo respuesta?
Sobre la oración en publico
“Que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda” (1 Timoteo 2:8). Cuando oras en la reunión de oraciones, no amonestes ni censures los errores de otros; no enseñes, sino ¡ora! (Orar es la expresión de nuestros deseos con agradecimiento delante de Dios).
¡Amén!
Nunca vamos a poder orar públicamente si no aprendemos a orar privadamente. Necesitamos del ejercicio personal, de la experiencia de largas oraciones elevadas en el lugar secreto, de manera que estemos ejercitados para dirigir la oración pública con inteligencia y con fervor para que los demás puedan decir amén.
Epafras - El servicio de la oración
Colosenses 4:12
Hay una diferencia muy notable entre los anales inspirados del pueblo de Dios y todas las biografías humanas.
La oración en su justo lugar
Existe una fuerte tendencia en la mente humana a ver un solo lado de las cosas, y esto es algo de lo cual deberíamos guardarnos con sumo cuidado. Sería sabio de nuestra parte ver siempre las cosas como Dios las presenta en su santa Palabra. Deberíamos poner las cosas donde él las puso, y dejarlas allí.
Las reuniones de oración
Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (Efesios 6:18). Al considerar el tema tan importante de la oración, dos cosas reclaman nuestra atención; primeramente, la base moral de la oración; en segundo lugar, sus condiciones morales.