El diezmo
Números 18:20-32
El israelita tenía obligación de dar el diezmo de su renta para el servicio del santuario. Estos diezmos subvenían a las necesidades de los levitas.
El segundo censo
Números 26:1-65
Cuarenta años han transcurrido desde el censo del capítulo 1. Dios nunca se ha sentido sobrecargado por las necesidades de los suyos.
Envío y regreso de los 12 espías
Números 13:1-25
Moisés envía a doce hombres con la misión de explorar el país y volver trayendo informes y frutos de allí.
Heredamos una naturaleza pecaminosa
Levítico 12:1-8 – Levítico 13:1-8
El capítulo 11 nos enseña a velar para no ser contaminados por la impureza exterior. Pero el mal no solo está a nuestro alrededor, también se halla en nosotros.
La audacia de la fe
Números 27:1-11
La petición de estas mujeres surge por el apego que tienen hacia lo que hay por delante: la tierra prometida.
La vida conyugal – Sendero de bendición
1 Pedro 3:1-12
Siempre es el mismo motivo: el amor al Señor.
Matrimonio y herencia
Números 36:1-13
Aquí volvemos a encontrar a las cinco hijas de Zelofehad. ¿De qué se trata? Este libro del desierto se clausure con una nota concerniente a la herencia.
Nacimiento de gemelos
Génesis 25:19-34
Nacen dos hijos gemelos, tan diferentes por su aspecto físico como por el estado de sus corazones. La escena que se desarrolla más tarde entre los dos hermanos manifiesta este estado.
Superioridad del santuario celestial
Hebreos 9:1-15
El tabernáculo estaba dividido en dos mediante un velo infranqueable.
Un nuevo comienzo
Levítico 25:39-55
Al resonar la trompeta de la liberación, el esclavo volvía a hallar su libertad, el pobre su posesión, las familias se reconstituían, cada heredad volvía a su verdadero propietario.
Una bendición abundante
Génesis 45:16-28
Observemos que José no solamente da a sus hermanos un país donde morar, sino también lo necesario para el camino que les conduce a él.
¿Quién quiere entrar en el país?
Deuteronomio 3:18-29
Los hijos de Rubén y Gad nos dan una lección. No por recibir primero la herencia se obtiene la mejor parte. ¡Muy al contrario!