El corazón del pueblo judío se había endurecido. Voluntariamente habían cerrado sus ojos y sus oídos (v. 15). Por eso, de ahora en adelante, Jesús les hablaría en parábolas, de una manera oculta. Sus enseñanzas estarían reservadas solo a sus discípulos. Los versículos 18 y 36 comprueban que el Señor siempre está dispuesto a explicar a los suyos lo que desean comprender. La Biblia contiene muchas cosas difíciles y oscuras para nuestra inteligencia natural limitada (Deuteronomio 29:29). Pero la explicación nos será dada en el momento oportuno, si tal es nuestro verdadero deseo (Proverbios 28:5). No nos dejemos, pues, desanimar por los pasajes o las expresiones que no entendemos inmediatamente. Pidamos al Señor que nos explique su Palabra.
El rechazo del Mesías por parte de Israel tuvo aún otra consecuencia: no habiendo hallado fruto para recoger en medio de su pueblo, el Señor sembró el mundo con la palabra del Evangelio. En Santiago 1:21 es llamada “la palabra implantada”, la que tiene el poder de salvar a las almas. Pero aunque haya una sola clase de semilla, no todos reciben la Palabra de la misma manera. ¿Con qué disposición de corazón la recibe usted?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"