Pese a la riqueza, a lo grande de la casa y a la inmensa multitud congregada, el corazón de Salomón no está lleno de un sentimiento de poder; se pone de rodillas y toma para con Dios una actitud de dependencia. Esperamos que esta también les sea una actitud familiar a nuestros lectores. Hablemos cada día libremente a nuestro Dios, en voz alta, cuando sea posible, para evitar la distracción. Y aunque, más tarde, olvidemos lo que pedimos, nuestras palabras permanecerán “cerca de… nuestro Dios de día y de noche” (v. 59). Finalmente, Salomón afirma que Dios proteje la causa de los suyos, “cada cosa en su tiempo”. Hoy podemos contar con la respuesta de hoy, pero no con la de mañana. Porque Dios conoce nuestra tendencia a descansar más en lo que él nos da que en él mismo. Por eso resuelve el asunto de día en día; Jesús también lo enseña:
Basta a cada día su propio mal
(Mateo 6:34).
La ceremonia de la dedicación (o de la inauguración) del templo tiene lugar en el momento de la gran fiesta anual de los tabernáculos, en el mes séptimo. Termina con los sacrificios y dejando alegría conforme a Deuteronomio 16:15.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"