Prólogo
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra
(2 Timoteo 3:16-17).
Para sacar el mayor provecho del estudio de la Biblia es necesario y útil comprender bien el sentido y el alcance de los puntos principales, cuyo tema se vuelve a encontrar a lo largo de las Escrituras. Con los doce temas de este libro, deseo guiar al lector de la Biblia para evitar confusiones que pueden producir erróneas interpretaciones del texto sagrado.
Como solo Dios puede alumbrar nuestro entendimiento, aconsejo al lector emprender el estudio del santo Libro con oración, rogando al Señor que le abra los ojos para discernir sus maravillas y el corazón para apreciar sus riquezas. Entonces descubrirá, en la Palabra de Dios, los múltiples rayos de la gloria de nuestro Señor y Salvador Jesucristo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
Si estas páginas animan al lector a realizar un estudio más profundo de la Biblia, ciertamente la meta de ellas será alcanzada. La lectura de la Biblia conducirá al creyente a conocer más profundamente la verdad de Dios y le llevará a tener una fe personal en Jesús y en Su obra en la cruz.
¡A Dios sea la gloria por siempre!