Ver a Jesús por donde anduvo

Ver a Jesus

Prefacio

Hace aproximadamente un siglo y medio J. G. Bellet (1795-1864) atrajo el interés de los creyentes con sus dos folletos, siempre actuales: «La gloria moral del Señor Jesucristo» y «El Hijo de Dios». Puso ante sus ojos la vida inmaculada del Señor Jesucristo.

Sus glorias son de tres naturalezas distintas: personales, oficiales y morales. Su gloria personal es la de Hijo eterno de Dios, su propia naturaleza: “Aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Veremos esta gloria, pero no la compartiremos: “… para que vean mi gloria” (Juan 17:5, 20, 24). Su gloria oficial, la del Mesías, del Rey de reyes, raramente se mostraba durante su camino terrenal. «Estas glorias generalmente permanecían ocultas cuando él pasaba, día tras día, por las diversas circunstancias de la vida. Pero su gloria moral no podía estar escondida: Jesús no podía ser sino perfecto en todo; era su carácter, lo que él era… esa gloria resplandecía, que la pueda o no soportar el hombre; y ahora ilumina cada página de los cuatro evangelios, como antes iluminó los senderos por los que el Señor caminó aquí» (J. G. B.).

Algunos autores trataron de realzar algunos rasgos de esta gloria moral. Especialmente F. v. Kietzell en su volumen «La obra cumplida» las señala en las últimas horas del camino del Señor Jesús.

En estas páginas veremos algunos lugares por donde el Señor Jesús pasó, con el fin de que nos ayuden a verlo mejor con los ojos del corazón, en el camino recorrido en este mundo. En diversos capítulos se reencuentran algunos incidentes, pero desde una perspectiva distinta. Sin embargo, la misma Persona sigue siendo siempre el objeto de nuestra atención y de nuestro amor.

Para aprovechar estas líneas se aconseja encarecidamente leer en los evangelios mismos los pasajes que se consideran. Solo la Palabra de Dios es viva.