La oración del malhechor nos ha sido recordada anteriormente: “Acuérdate de mí” (Lucas 23:42). En el capítulo 40:14 es José quien pide al copero, cuando este va a ser liberado: ¡“Acuérdate, pues, de mí”! Es triste leer en el versículo 23 del mismo capítulo:
El jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.
(v. 23)
En lo que nos concierne, rescatados del Señor, beneficiarios de su gran salvación ¿no somos frecuentemente ingratos al olvidar a aquel que nos ha salvado? Aunque todo lo debemos a Jesús, descuidamos hablar de él a aquellos que no tienen el privilegio de conocerle. Como el Señor sabía que nuestros corazones son olvidadizos, cuando instituyó la Cena, dio a los suyos el pan y la copa pidiéndoles: “Haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19).
Después del sueño de Faraón, el copero recuerda. Debió de costarle decir:
Me acuerdo hoy de mis faltas.
(v. 9)
Pero no podía hablar de José sin decir dónde y por qué lo había encontrado. Igualmente, para dar testimonio de Jesús, Salvador nuestro, no temamos reconocer en qué estado de miseria y de pecado nos encontrábamos cuando nos hizo conocer la liberación.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"