Los fariseos trataron de poner a Jesús en contradicción con Moisés sobre la cuestión del divorcio. Pero él les cerró la boca remontándose a la época anterior a la ley y les recordó el orden de las cosas tal como Dios las creó al principio. El mundo ha manchado y echado a perder todo lo que Dios estableció en su bella creación, y en particular la institución del matrimonio.
La dureza de corazón y el egoísmo que conducen al hombre a menospreciar y desnaturalizar todo lo concerniente al casamiento también se manifiestan, generalmente, en su poca consideración para con los niños. Los discípulos no escaparon a ese espíritu. Los versículos 13 a 16 nos dan, en comparación con Mateo, algunos detalles suplementarios que son conmovedores: el Señor comenzó por indignarse a causa de la actitud de los discípulos. Luego tomó en sus brazos a esos pequeños, donde estaban en perfecta seguridad, y los bendijo expresamente (Mateo 19:13-14).
En la escena que sigue, Marcos es igualmente el único en mencionar un punto de mucha importancia: el amor del Señor por el joven que vino a buscarlo. Pero este permaneció insensible y se fue, tal vez para siempre, prefiriendo sus vanas riquezas a la compañía presente y eterna de Aquel que lo amaba.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"