Vigilancia – Fidelidad en el servicio

Mateo 24:32-51

El Señor interrumpe su exposición profética para exhortar a los suyos a la vigilancia y al servicio. El juicio va a caer repentinamente sobre el mundo. Herirá a los incrédulos y a los burladores. Alcanzará igualmente a los indiferentes, a los indecisos y a los hijos de los creyentes que no se hayan arrepentido. ¿Tal vez sea ese su caso?

Por tanto, también vosotros estad preparados,

dice el Señor Jesús a cada uno (v. 44). Y para estar preparado hay que aceptar su salvación. En el versículo 45 un hermoso servicio es presentado a los creyentes: distribuir a su alrededor el alimento de la Palabra (Hechos 20:28; 1 Timoteo 1:12). Para ello es necesario llenar dos condiciones: fidelidad, para conocer esta Palabra y no apartarse de ella, y prudencia, para adaptarla a las necesidades y a las circunstancias de los demás. Pero en la gran cristiandad profesante también se encuentran los siervos malos. Han sido crueles y dominantes con las almas, se han embriagado con los placeres en el mundo (1 Tesalonicenses 5:7) porque en el fondo de sí mismos no creen en el regreso del Señor. Pero el siervo de Cristo solo puede ser fiel y prudente guardando un precioso secreto: cada día espera al Señor. “Mi alma espera al Señor, más que los centinelas a la mañana” (Salmo 130:6).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"