Jesús, descubriendo la trampa en todas las preguntas de los jefes religiosos del pueblo, puso a los discípulos y a la muchedumbre en guardia contra ellos. Lo que ordenaban hacer era excelente en general, pero tristemente lo que hacían era muy distinto (cap. 21:30). Nosotros que quizás conocemos tantas verdades bíblicas y sabemos muy bien citarlas a los demás, ¿las ponemos en práctica? (Juan 13:17; Romanos 2:21).
¡Qué contraste entre estos maestros y Cristo, el verdadero Maestro! (v. 8, 10). Ellos recomendaban la ley, pero Él la cumplía (cap. 5:17). Ellos ponían sobre otros cargas pesadas y difíciles de llevar (v. 4), pero Jesús llamaba a los cansados y cargados para darles descanso (cap. 11:28). Ellos escogían los primeros asientos, pero Él, desde el pesebre hasta la cruz, tomó constantemente el último lugar. Fue siervo antes de ser amo (v. 11). Nadie será más exaltado, pues nadie se ha humillado más profundamente. Pero esos escribas y fariseos que buscaban su propia gloria irían a su ruina y a su perdición. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!”. Esta fue la terrible palabra que el Señor tuvo que pronunciar siete veces contra estos hombres tan responsables.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"