El final del cántico de Moisés recuerda que Dios es soberano, que es “el mismo”, y por consiguiente sabemos que tiene la última palabra. ¿Cuál es esta palabra? La venganza sobre sus enemigos cuyo castigo no han recibido en mucho tiempo, pero también el perdón para su pueblo con el cual las naciones se regocijarán durante el milenio (v. 43).
Moisés termina sus enseñanzas haciendo una última exhortación a la obediencia:
Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy… a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley, porque ella es vuestra vida.
(v. 46-47; Isaías 55:3; Proverbios 4:13; 7:2)
Hay quienes creen que para vivir su “vida” deben liberarse de toda tutela y sobre todo de la de Dios. Estos versículos afirman, y nuestra experiencia confirma, que doblegarse bajo el bendito yugo del Señor en realidad es echar “mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:19).
Se han terminado las instrucciones de Moisés. Como mediador veraz, Moisés ha hablado del pueblo a Jehová y de Jehová al pueblo. Ahora va a dejarlo. Hebreos 13:7 nos exhorta a acordarnos de los fieles conductores que nos han anunciado la Palabra de Dios, muchos de los cuales ya no están. Pero, añade el autor de la epístola:
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
(comp. v. 39)
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"