Cuando el enemigo sale al encuentro del pueblo, Jehová empieza por animar y tranquilizar a Moisés:
No tengas temor de él.
(v. 2)
Luego se describe la victoria: “Al cual derrotamos hasta acabar con todos… tomamos entonces todas sus ciudades…”. Las ciudades amuralladas hasta el cielo(cap. 1:28) habían parecido invencibles al Israel incrédulo. Mas aquí Moisés les recuerda: “No hubo ciudad que escapase de nosotros” (cap. 2:36). ¿Y qué sucedió con los gigantes que los habían llenado de espanto? Dios recordará más tarde:
Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina.
(Amós 2:9)
Og, rey de Basán, uno de esos terribles gigantes, es entregado con todo su pueblo en manos de Israel, tal como lo fue Sehón. Dios demuestra así su poder y lo despliega en favor de los suyos. ¡Es un pensamiento apto para animarnos cuando el poder de Satanás quiere asustarnos! “Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4). La fe triunfa porque se fundamenta en Aquel que es más poderoso que el mundo.
Confiad, yo he vencido al mundo.
(Juan 16:33)
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"