El Señor Jesús, cual verdadero Moisés, desea que recordemos el desierto, no solamente como el lugar donde hemos multiplicado los pasos en falso (cap. 1:32-46), sino para evocar Su inagotable bondad y paciencia a lo largo del camino transitado.
Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado.
(v. 7)
“¿Os faltó algo?” –preguntó Jesús a sus discípulos–. “Y ellos dijeron: Nada” (Lucas 22:35). Es así como la presencia del Señor con nosotros todos los días, según su fiel promesa (Mateo 28:20), es la garantía de que conoce nuestras necesidades y responderá a ellas valiéndose de sus propios recursos.
Él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado.
El Señor conoce la anchura del desierto como también el tiempo necesario para atravesarlo. Y lo que da está en proporción con ello.
Mas llega el momento cuando se deja oír la voz de Dios, diciendo: “Bastante habéis rodeado este monte” (v. 3).
Querido hermano, pronto oiremos el llamado que pondrá fin a nuestro peregrinaje por este mundo: “El Señor mismo con voz de mando… descenderá del cielo”, y nosotros iremos a su encuentro “en el aire” (1 Tesalonicenses 4:16-17). ¡Qué perspectiva más feliz!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"