De una u otra manera, es preciso que los derechos de Dios sean respetados. Si el pueblo no observa los años sabáticos prescritos en el capítulo 25, Jehová lo echará a la fuerza de su país. Israel, por así decirlo, no habrá cumplido frente a su propietario las condiciones de arrendamiento. Y ello será una de las causas de su deportación a Babilonia. Los 70 años de cautiverio corresponden a los años sabáticos no respetados durante todo el período de los reyes (2 Crónicas 36:20-21).
Las consecuencias de la iniquidad de Israel son terribles. Dios se muestra más severo con este pueblo que hacia las demás naciones. Su responsabilidad es, en efecto, mucho más grande. Se le han confiado los oráculos divinos. Está en relación con el verdadero Dios cuyo nombre, por su culpa, no dejaría de ser blasfemado entre las naciones (Romanos 3:2; 2:24). Ahora bien, si Dios ha sido más exigente con Israel que con las naciones paganas, ¿no tiene más razón para ejercer aún mayor severidad hacia los que, como nosotros, tenemos su Palabra?
A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará.
(Lucas 12:48)
Notemos también que para lograr la restauración, se debe confesar la iniquidad (v. 40) y aceptar el correspondiente castigo (v. 43).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"