Castigos para los que desobedecen

Levítico 26:14-33

Una vez más el Señor había advertido a su pueblo contra la idolatría (v. 1). Pero, desgraciadamente, faltaría una palabra del profeta Amós (cap. 5:25-27), citada por Esteban (Hechos 7:42-43), para que nosotros lo supiéramos: ya en el desierto, Israel rindió homenaje a los ídolos que se había fabricado, en particular al abominable Moloc (Levítico 20:1-5). Por tal razón todas estas amenazas, cada vez más severas, se ejecutaron más tarde sobre el pueblo culpable. ¡Cuán duro es el corazón del hombre! Para quebrantarlo, Dios se ve obligado a asestar golpes cada vez más fuertes. ¡Así tiene que obrar a veces con nosotros! Empieza por corregirnos suavemente pero, si no escuchamos, su voz se vuelve cada vez más imperiosa. Proverbios 29:1 nos advierte:

El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.
(Proverbios 29:1)

Aprendamos, pues, a reconocer la voz del Señor y a no rechazar su reprensión (Salmo 141:5). Él nos ama y nunca nos castigará más de lo necesario para que aprendamos la lección. Porque es fiel, insistirá hasta que todo este paciente trabajo haya hecho volver hacia él nuestros corazones.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"