Llamado a la gracia

Éxodo 33:12-23

Fuera del campamento Moisés puede hablar cara a cara con Jehová (v. 11) ¿Cuál es el tema de conversación? Como siempre, el pobre pueblo. Moisés es figura de alguien más grande que él: el Hijo que hablaría a su Padre de aquellos que le serían dados de en medio del mundo (Juan 17:9).

“Te ruego que me muestres ahora tu camino”, pide el varón de Dios. Además, ruega que Dios vaya con ellos. Comparemos esas peticiones con la doble petición del salmista:

Hazme saber el camino por donde ande… Tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.
(Salmo 143:8, 10)

Sí, sube tú mismo con nosotros, reclama el fiel intercesor. No nos podemos privar de tu presencia. Y Dios se deja conmover. Como ya lo hemos observado, Él nunca considera que la fe sea demasiado atrevida. Regocijamos su corazón pidiéndole cosas difíciles. Se suele decir: una fe pequeña recibe una respuesta pequeña, pero una fe grande recibe una respuesta grande.

Al final, Moisés hace una tercera petición a Jehová, más audaz todavía: que le sea permitido ver Su gloria. Solo la verá “por detrás” (dicho de otra manera, en las huellas que Su amor ha dejado). Pensamos en la petición de Jesús a su Padre, a fin de que, ahí donde Él está, los suyos también estén, para que vean su gloria… (Juan 17:24). Tal es su más ansiado deseo. ¿Es también el nuestro?

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"