Animado por una ira santa, Moisés destruye el becerro de oro y ordena el castigo. En seguida informa al pueblo que Jehová no subirá con ellos. Entonces hace algo inesperado: levanta para él una tienda fuera del campamento, lejos de este. ¿Ha dejado de amar al pueblo? No, por el contrario, acaba de dar la prueba más grande y conmovedora al pedir ser borrado del libro de Jehová en lugar del pueblo. Su motivo es muy diferente. A causa del pecado cometido, la nube no puede posarse más en el campamento. Por eso, para volver a encontrar esta preciosa columna, figura de Cristo, Moisés y otros con él dejan el campamento de Israel.
Hebreos 13:13, al aludir a este pasaje hace oír el llamado:
Salgamos, pues, a él (Cristo), fuera del campamento.
(Hebreos 13:13)
Para obedecer a esta prescripción, muchos rescatados se han separado de religiones formalistas y de iglesias organizadas en la cristiandad, y han buscado sencilla y únicamente la presencia del Señor Jesús (Mateo 18:20). ¡Veamos a Josué! Aunque todavía era joven, comprendía que su felicidad consistía en no abandonar la presencia de Dios. Imagen de una continua comunión, pero también del gozo que nos espera en el lugar donde el Señor ha prometido su presencia.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"