Angustia del profeta sobre Jerusalén destruida
Lamentaciones 1:1-11
Las lamentaciones de Jeremías expresan el dolor del profeta ante los acontecimientos contados en el último capítulo de su libro, es decir, la toma y destrucción de Jerusalén por el ejército de Nabucodonosor.
¿Somos indiferentes al sufrimiento de los demás?
Lamentaciones 1:12-22
“¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino?” exclama Jerusalén en medio de su calamidad
El Señor debe castigar a Jerusalén
Lamentaciones 2:1-10
En el capítulo 1 los enemigos de Jerusalén eran considerados como responsables de los infortunios de esa ciudad. A partir de ahora, todo lo ocurrido es visto como la obra del Señor y solo de él.
Todo esto podría haberse evitado si...
Lamentaciones 2:11-22
La desolación del profeta es inmensa ante el cuadro que describen los versículos precedentes.
El varón de dolores
Lamentaciones 3:1-24
Con el capítulo 3 llegamos al corazón de este librito y, al mismo tiempo, al fondo de la aflicción del profeta.
Lecciones de la prueba
Lamentaciones 3:25-51
Para que la prueba nunca nos conduzca a dudar del amor de Dios, el profeta se apresura a agregar que Dios “no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres” (v. 33).
Atrocidades y sufrimientos del asedio a la ciudad
Lamentaciones 3:52-66 – Lamentaciones 4:1-6
Nos acordamos de la horrible cisterna en la cual Jeremías había sido echado por los que eran sus enemigos “sin haber por qué”. Ella inspiró el versículo 52 y los siguientes
Razones de este desastre: los pecados cometidos
Lamentaciones 4:7-22
En Israel, la corrupción alcanzó hasta a los nazareos, es decir, a los que (como los cristianos hoy en día) deben distinguirse por la pureza de su conducta y por su entera separación para Dios.
La confesión – "Él permanecerá"
Lamentaciones 5:1-22
En un último lamento, el “remanente” del pueblo describe su triste y humillante estado sin esconder nada.