“¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino?” exclama Jerusalén en medio de su calamidad (v. 12). ¡Cuántas veces pasamos insensibles al lado del sufrimiento de otros! (v. 21). ¡Cuán a menudo perdemos valiosas ocasiones para expresar un poco de simpatía! Pidamos al Señor que nos dé corazones más sensibles, capaces de comprender mejor las penas de los que nos rodean y de proporcionarles de parte de Dios un verdadero consuelo.
¿Cómo no pensar en la cruz en presencia de este dolor sin igual infligido por la ira de Dios? (v. 12). Pero Cristo “ningún mal hizo”, mientras que, por boca de Jeremías, Jerusalén reconoce, como el malhechor, haber merecido plenamente lo que le acontece (v. 18; Lucas 23:41). También nos parece ver la multitud de “los que pasaban” delante del Salvador crucificado (Mateo 27:39). Había entre los que pasaban –y los hay aún hoy en presencia de la cruz– gente hostil, burladores, pero ante todo indiferentes. A ellos se dirige esta pregunta. Querido amigo, Jesús padeció esos sufrimientos para salvarle. ¿Podría usted permanecer insensible ante ellos? ¿No tendrán valor para usted?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"