Cuidarnos unos a otros
No solo los pastores deben cumplir el trabajo de pastoreo. Hemos visto que todos los ancianos de la iglesia tienen este servicio. Todos los que son espirituales tienen que ayudar para la restauración de un hermano que caiga.
Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado
(Gálatas 6:1).
Por medio de la parábola del buen samaritano, el Señor nos enseña que debemos cuidarnos unos a otros.
“Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto… Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él… Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:30, 33-34, 37).
En Santiago 5:19 leemos:
“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver…”.
Esto nos muestra que siempre debemos cuidarnos unos a otros, pastoreándonos.