El Señor es mi pastor
El Salmo 23 nos enseña lo que es un verdadero pastor. Esta porción de la Escritura nos muestra lo que el Señor Jesucristo hace todos los días a favor de nosotros. Él es el modelo para los pastores, les enseña cómo deben servir, ministrar y pastorear las ovejas que ha puesto en sus manos.
Jehová es mi pastor; nada me faltará
(Salmo 23:1).
Querido pastor, ¿sus ovejas pueden decir lo mismo acerca de la manera en que usted las cuida?
“En lugares de delicados pastos me hará descansar” (v. 2a).
¿Qué alimento está dando a las ovejas? Estas no pueden descansar si no están satisfechas. ¿Les da cosas buenas, “la leche espiritual no adulterada”, como dice la Palabra de Dios en 1 Pedro 2:2? ¿O les da cosas que no las nutren espiritualmente, sus propias opiniones, la enseñanza de una denominación, lo que ellas mismas quieren, cosas que agradan a la congregación, para no perder miembros, en fin, cosas que no vienen de Dios?
“Junto a aguas de reposo me pastoreará” (v. 2b).
¿Está saciando la sed de las ovejas con agua pura, limpia y fresca? ¿O les está dando lo que no las sacia o que incluso les acarrea enfermedades?
¿Son tranquilas sus circunstancias personales, y es armonioso el trato de las ovejas entre sí, de manera que puedan descansar? ¿O hay luchas, fricciones y peleas entre ellas? Si hay problemas entre algunas ovejas, esto afecta a todo el rebaño.
“Confortará mi alma” (v. 3a).
¿Conforta a los que tienen dolores en su vida, en sus casas, en su matrimonio? ¿Conoce sus dificultades y preocupaciones? ¿Les dedica tiempo?
“Me guiará por sendas de justicia” (v. 3b).
¿Guía a las ovejas, siendo lo más justo posible, irreprensible, sin discriminar a nadie, dando buen ejemplo? ¿Conoce personalmente el camino para poder guiar a otros?
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (v. 4).
¿Está dispuesto a enfrentar el peligro por sus ovejas? ¿Tiene las herramientas adecuadas para protegerlas, corregirlas y guiarlas? ¿Sabe emplear las herramientas de una manera que no desanime ni haga daño a las ovejas?
“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores” (v. 5a).
¿Puede ofrecer un banquete espiritual a las ovejas que le han sido encomendadas, en este mundo que es su enemigo? ¿Tiene valor para dirigirlas a Jesús en medio de los que lo menosprecian?
“Unges mi cabeza con aceite” (v. 5b).
A veces las ovejas están heridas o enfermas, por lo tanto es necesario aplicarles la medicina de una manera adecuada. ¿Conoce el estado y las necesidades de las ovejas?
“Mi copa está rebosando” (v. 5c).
¿Las ovejas pueden decir esto de su cuidado por ellas? ¿Sus copas de alabanza están rebosando por todo lo que Dios les ha provisto, incluso el cuidado por parte del pastor, en cuyas manos Dios las ha puesto?
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días” (v. 6).
Este es el testimonio de una oveja que se siente segura, feliz y cuidada, de una oveja que goza de los cuidados del Señor.
Asimismo para los que pretendemos pastorear el rebaño del Señor, las palabras de este versículo deben ser nuestra respuesta, cuando pensamos en nuestro Buen Pastor y los cuidados que nos brinda. Desgraciadamente muchas veces nos quejamos y estamos descontentos. ¡Pero esta es culpa nuestra! Ahora bien, las ovejas que el Señor nos ha encomendado tampoco están siempre contentas y satisfechas. Entonces, como pastor, debo preguntarme: ¿Soy culpable de ello? ¿Estoy haciendo mi trabajo de la mejor manera? ¿Me esfuerzo con todo mi corazón y hago todo lo que está a mi alcance por el bienestar del rebaño? ¿Me sacrifico a mí mismo en esta obra? ¿Lo hago con el propósito de que las ovejas estén sanas y robustas, no para mi beneficio personal, sino para la honra y gloria de Dios? ¿Soy como Abel?