Edificar su casa
Muchos problemas –sencillos en sí mismos– se vuelven complicados para nosotros porque no hay en nuestros corazones una verdadera santidad, una auténtica separación interior para el Señor.
El altar de oro
Es allí donde Dios espera recibir el culto de aquellos que justificó por la obra de Su Hijo unigénito. Dicho altar era de madera de acacia recubierta de oro (figura de Cristo, Dios y hombre a la vez).
El creyente no puede perder su salvación
Satanás jamás deja descansar al creyente. Sin cesar está en actividad (Job 1:7; 2:2), acusando a los hermanos día y noche ante Dios (Apocalipsis 12:10), procurando hacerlos tropezar o bien intentando turbarlos. Desde el principio, sus medios para efectuar esta obra de destrucción son los mismos. Todavía hoy, con el fin de hacer vacilar la fe, siembra la duda en los corazones y siempre utiliza el “¿Conque Dios os ha dicho?” de Génesis 3:1.
El fuego extraño
Levítico 10:1
Los siete primeros capítulos del Levítico tratan de los sacrificios que debían ofrecerse según la ley, figuras del sacrificio perfecto del Cordero de Dios, los cuales hacían resaltar los diferentes aspectos del único sacrificio de Cristo.
El testimonio práctico de los padres
Si es verdad que la mundanalidad constituye un peligro para nuestros hogares, también existe otro que quisiera destacar aquí: la posición espiritual y la unción con las cuales procedemos a la lectura diaria y en familia de la Palabra.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón
Salmos 139:23
Dios tiene un conocimiento perfecto no solo de cuanto decimos o hacemos, sino también de nuestros pensamientos más secretos. Discierne todo lo que nuestro corazón encierra, aun cuando nosotros mismos no alcancemos a percibirlo en la mayoría de los casos.
La canasta del adorador
Deuteronomio 26
Para llenar su canasta (Deuteronomio 26) es necesario: 1. Haber “entrado en la tierra”: En Cristo podemos decir que hemos penetrado ya en el cielo; bendecidos “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”, porque “Dios... nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 1:3; 2:4-6).
La fuente de bronce
Éxodo 30:17-21
Estaba colocada después del altar de bronce y antes del altar de oro. Antes de penetrar en el Santuario, los sacerdotes tenían que lavarse las manos (figura de nuestras obras) en dicha fuente, y asimismo los pies (los cuales se relacionan con nuestro caminar), para que no murieran (Éxodo 30:17-21).
Quién debe conducirme, ¿las circunstancias, o la vida de fe?
Las siguientes líneas tienen por objeto responder una pregunta hecha por un creyente:
¿Cómo es posible que Dios, siendo amor y conociendo todas las cosas desde la eternidad, sabiendo que un alma no aceptará la salvación, pueda entonces engendrar esa alma para el castigo eterno?
Romanos 9:16
Para responder esta pregunta es necesario tratar brevemente el tema de la elección o de la predestinación, el cual muy a menudo es mal entendido y conduce a algunos a la incredulidad y rebelión contra Dios, o fomenta dudas en otros, como en nuestro lector: ¿Por qué el Dios de amor permite que haya almas en el infierno para sufrir allí eternamente?
“Allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20)
Mateo 18:20
Sabemos bien que el Señor se halla entre los santos que se reúnen. Él es fiel a su promesa: Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.