Los hermanos de José están llenos de temor. Es un signo de que sus conciencias no se sienten bien. Deben volver a José y darle explicaciones sobre el dinero que han encontrado en sus sacos. ¿Cómo van a ser recibidos? No nos quedemos lejos del Señor cuando tengamos un peso sobre nuestra conciencia. Vayamos enseguida a Él para confesarle todo. El versículo 8 traza el camino que debe seguir todo pecador: levantarse, ir y vivir (comp. Lucas 15:18).
Los hombres han podido convencer a su padre para que Benjamín los acompañe y, finalmente, se ponen en camino llevando consigo un presente: el mejor producto del país (v. 11). Pero el poderoso José, aquel cuyos graneros están llenos, ¿tiene necesidad de algo? El hombre siempre ha tenido la pretensión de llevar algo a Dios. Pero de Su parte todo es gratuito. No puede aceptar nada, ni siquiera lo mejor que produzca el hombre. Miel, especias, nueces, almendras, son productos de lujo, insuficientes para alimentar a aquellos que no tienen trigo. Lo que hace falta a nuestros corazones es el trigo celestial, el alimento de lo alto, el único que puede calmar el hambre de nuestras almas. El mundo nos presentará algunas golosinas, pero el Señor Jesús, el verdadero José, solo podrá darnos el trigo del país celestial, presentándose Él mismo a nuestros corazones.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"