Una obra tan poderosa no dejó de provocar la oposición de Satanás. Sus instrumentos nos son conocidos: Anás, Caifás, los sacerdotes, los ancianos y los escribas, en resumen: los principales responsables de la condenación del Señor. Si hubiesen sido condescendientes con los discípulos,tácitamente hubieran confesado su injusticia crucificando al Maestro; mas el orgullo se lo impedía. Por lo tanto perseveraron en su odio contra el nombre de Jesús. Y de ahí en adelante el mismo Señor sería la piedra de toque por excelencia, la que probaría a cada hombre. Para unos sería “la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa”, y para otros “piedra de tropiezo, y roca que hace caer” (comp. v. 11; 1 Pedro 2:4-8).
El versículo 12 es fundamental; afirma el valor único y la necesidad de creer en ese precioso nombre para ser salvo.
Los discípulos eran conocidos por haber estado con Jesús (v. 13). Si tenemos la costumbre de vivir en la comunión del Señor, los demás lo notarán.
Toda la oposición de los jefes judíos no pudo detener la acción del Evangelio (v. 4) ni cerrar la boca de los apóstoles, pues ellos habían recibido su llamamiento y su misión de parte de Dios mismo (v. 19). La Palabra estaba en ellos “como un fuego ardiente” (véase Jeremías 20:9).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"