El principio del capítulo 4 muestra que la acción del enemigo contra la verdad se ejerce desde afuera. El capítulo 5 comienza con la palabra “pero”: ahora el mal obra desde el interior, para corromper la Iglesia. Desde entonces Satanás no ha dejado de estar activo de estas dos maneras. El espíritu de imitación y el deseo de aparentar piedad llevaron a Ananías y Safira a mentir. Pedro los reprendió con santa indignación y enseguida la mano de Dios los alcanzó. Aquí no se trata de la salvación de sus almas, de su suerte eterna, sino de la manifestación del gobierno de Dios hacia sus hijos. So pretexto de que somos objetos de la gracia de Dios, no pensemos que por ello Dios subestime el pecado en nosotros. Dios es santo y así deben serlo sus hijos (1 Pedro 1:15-17). Al ver lo ocurrido, un gran temor se apoderó de los presentes. Nosotros debemos cultivar ese mismo sentimiento frente a Aquel que lee nuestros más secretos pensamientos.
Los versículos 12-16 nos hablan de los milagros de amor hechos “por la mano de los apóstoles” y nos muestran también que no es suficiente admirar a los creyentes, sino acercarse uno mismo al Señor (v. 13-14). En Apocalipsis 21:8, los cobardes son nombrados en primer lugar entre los que se pierden eternamente.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"