Lucas, el autor inspirado del libro de los Hechos, empieza su relato con la ascensión de Jesús al cielo, aunque ya había narrado ese acontecimiento al final de su evangelio. La razón de esto es que la venida del Espíritu Santo y toda la obra que debía resultar de ella “hasta lo último de la tierra” deriva de la presencia de Cristo en la gloria (Juan 7:39, 16:7). Además, esta introducción confirma que todo lo que los apóstoles hicieron corresponde a las órdenes que recibieron del Señor (v. 2, 8) y justifica el servicio de ellos. “Me seréis testigos”, les dijo Jesús, para dirigir sus pensamientos hacia él y apartarlos de las cosas de esta tierra (v. 6). Fueron los primeros depositarios de las verdades maravillosas que le concernían: Aquel que había padecido estaba ahora vivo (v. 3). Viéndolo ellos, fue alzado al cielo (v. 9), y volverá de la misma manera, según la promesa comunicada por los ángeles (v. 11). Ellos tendrían que anunciar estas cosas por el poder del Espíritu que iban a recibir pronto (v. 8).
La primera reunión después de la ascensión del Señor fue dedicada a la oración; todos los apóstoles estuvieron presentes. Hoy día estamos llegando al final de la historia de la Iglesia sobre la tierra; pronto tendrá lugar la última reunión antes de su retorno. Mientras esperamos la venida del Señor, ¡no dejemos de congregarnos! (léase Hebreos 10:25).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"