El criado de Abraham no ha terminado de formular su oración cuando llega la respuesta: Rebeca con su cántaro. En Isaías encontramos una promesa correspondiente:
Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
(Isaías 65:24)
Si el criado nos enseña la dependencia, Rebeca es, por su parte, un modelo de abnegación y diligencia. Hace más de lo que se le pide, pues da de beber también a los camellos, y lo hace con agrado y prontitud (v. 18, 20). He aquí dos cualidades que podemos observar e imitar en nuestros pequeños servicios de cada día en casa. Sacar agua es refrescar al prójimo, darle alivio. Existen mil maneras de comunicar a aquellos con los que nos relacionamos las bendiciones que nosotros mismos hemos obtenido en la Palabra de Dios. Y, así como el criado observaba a Rebeca, recordemos que Alguien considera con atención todo lo que hacemos. Al ver cómo la joven ejecuta ese trabajo simple, el criado comprende que esta sería para Isaac una mujer afectuosa, activa y virtuosa como aquella que describe el capítulo 31 de Proverbios.
Lo primero que hace es prosternarse ante Jehová y darle gracias.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"