Dios envía a su Hijo – Otra trampa

Marcos 12:1-17

Los jefes del pueblo debieron reconocerse en la abrumadora parábola de los labradores malvados.

Observemos como es designado (solamente en Marcos) el último enviado del Dueño de la viña:

Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado (v. 6).

¡Expresión que se puede comparar con lo que Dios dijo a Abraham: “Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas” (Génesis 22:2), y que nos habla de una manera conmovedora de los afectos del Padre para con su Muy Amado Hijo sacrificado por nosotros!

Así desenmascarados, los fariseos y los herodianos trataron de replicar. Con cumplidos hipócritas, pero que sin quererlo daban un testimonio a Jesús (“eres hombre veraz… con verdad enseñas el camino de Dios”, v. 14), trataban de sorprenderle con una de las preguntas más sutiles. Su lo hubiese descalificado como Mesías; su no lo hubiese condenado ante los romanos. Mas Jesús les respondió de la única manera que ellos no esperaban, dirigiéndose a su conciencia. ¡Divina y admirable sabiduría! No obstante, ¡cuánto tuvo que sufrir el Salvador, en quien todo era verdad y amor, por esa mala fe, por la maldad, sí, por esa continua “contradicción de pecadores contra sí mismo”! (Hebreos 12:3; Ezequiel 13:22).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"